Cuenta con reconocimiento nacional e internacional como diseñador de imagen. Es propietario de una empresa de franquicias.

Texto: Fabio Mendoza
Fotografía: Alfredo Torres

Alejandro L’occoco comenzó a preguntarse si lo que hacía lo podría realizar toda su vida. La respuesta fue no. “Una de las facetas en mi niñez fue marcada por el diseño y dibujo, de manera muy intuitiva. Estos elementos, que se encontraban en stand by, resurgieron con gran fuerza: tenía la necesidad de pintar y plasmar el mundo como lo sentía y veía. Aquello que decido hacer, lo hago con pasión y entrega total”, afirma.

“Cuando las personas ven mi trabajo dicen que no pueden dejar de pensar en México o en los muralistas que ya no viven y que dejaron plasmadas sus obras en muros e instituciones del país”.

Si bien, reconoce que no es fácil separar al emprendedor del artista plástico; agrega sobre sus actividades: “Una siempre te gustará más que la otra o bien, una se impone sobre la otra según las circunstancias. No sólo lo prefiero, trabajo por ser reconocido por mi labor como pintor, escultor y muralista”, declara. Su labor como empresario se encuentra jugando un papel muy interesante que nunca imaginó dentro de su obra plástica.

Alejandro prefiere pintar las emociones de las personas que conoce. “Las mujeres me inspiran, las admiro, y es molesto cuando alguien las hiere; quienes han visto mi trabajo dicen que las conozco bien, no sé si sea cierto. Sin embargo, mi obra está salpicada de temas, rostros y sentimientos relacionados a ellas. No lo elegí, simplemente surge cada vez que pinto. Es inevitable”.

Su arte cuenta con reconocimiento fuera de México, eso lo motiva, y recuerda con cariño el nombramiento de ‘Muralista del Año’, que le fue otorgado por la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) en Quito (Ecuador). “Cuando las personas ven mi trabajo dicen que no pueden dejar de pensar en México o en los muralistas que ya no viven y que dejaron plasmadas sus obras en muros e instituciones del país”. Hace tres años hizo un mural en Illinois y, actualmente, se encuentra organizando proyectos que espera puedan concretarse en Estados Unidos.

La carrera artística es interminable. Lo que realiza como pintor o escultor es un trabajo de vida: amanece con él, duerme con él y despierta allí; frente a un lienzo. “Tengo objetivos en puerta, pero quiero hablar más cuando estén casi realizados. Así que, hay que esperar la sorpresa”, concluyó.