Algunos regresaron al ritmo “normal” del trabajo. Otros encontraron nuevas redes de apoyo y nuevos caminos de emprendimiento.

Por: Tere Almanza Fotografìa: Especial

Tantos más han perdido a algún miembro de la familia… o varios, amigos, conocidos y compañeros de trabajo. La mayoría hemos encontrado a nuestros demonios: temas de dinero, no saber cómo parar, estar en casa, nuestra mala administración, la arrogancia de sentirnos inmortales, darnos cuenta de lo ausente que estamos para nuestros hijos, el abismo dentro de la relación de pareja, la angustia sobre cómo seguir generando ingresos, la ansiedad, la depresión, la soledad, la incertidumbre, la pérdida, el aislamiento, la evasión, la carencia, el conectar con la muerte (propia o ajena), el miedo, la austeridad, la desesperación, la negligencia, el juicio, el desabasto, el desprendimiento, la resignación, la violencia, el descuido, las deudas, los fantasmas transgeneracionales, las adicciones. La lista es infinita.

Nada (ni nadie) volverá a ser lo mismo. En el mejor de los casos haremos conciencia, nos movilizaremos y generaremos una mejor forma de estar. Escucharemos a nuestro cuerpo y a nuestras emociones, y validaremos lo que nos hacía sentir en una resistencia y lucha constante. Habrá un antes y un después: valoraremos la ayuda, la solidaridad y la empatía; nos vulneraremos; crearemos nuevas formas; y filtraremos esos verdaderos vínculos: los vivos.

Deseo que esta pandemia te entregue todo lo que necesites y cuestiones lo que quieres, quién eres, a dónde vas y con quién. Deseo que te reconozcas mortal hoy y cada día, que aprendas a estar, a aburrirte y a expresar lo que llevas dentro. Que este movimiento universal traiga para cada alma el equilibrio, el arraigo, la evolución y las posibilidades que cada quien requiera para hacer de esta “crisis” ese puente a la reconciliación, a los desencuentros, a los encuentros, a los reencuentros, a la renovación y a la plenitud. Que aflore nuestra sabiduría y tengamos en cuenta lo verdaderamente esencial: la responsabilidad, el amor, la confianza, el autocuidado, la entrega y la humildad. Y así logremos ponernos, antes que al servicio de otros, al servicio de nosotros mismos con honor, agradecimiento y congruencia.

Facebook: Teresa Almanza Chávez