Entre el barroco y el steampunk, uno de los pintores más originales de Guadalajara.

Texto: Cristian Zermeño
Fotografía: Ana Lucía Sánchez / Cortesía

Humberto “Brujo” López Trejo expresó para MAXWELL: “Mi pintura no puede constreñirse a una narrativa de automimetismo, lo predecible es aburrido y la dimensión imitativa no llega ni a un suspiro epistemológico”. El artista plástico dio inicio a su trayectoria de manera autodidacta para, posteriormente, estudiar Artes Plásticas en la Universidad de Guadalajara (U de G). En 1998 ganó una mención honorífica, lo que le brindó la oportunidad de realizar su primera exposición individual en el Foro de Arte y Cultura.

Gracias a las exposiciones realizadas en el museo de la U de G, logró catapultar su carrera en la plástica, lo que le permitiría también exponer en el museo Raúl Anguiano. Fue a partir de temas de censura que el Brujo se volvió aún más transgresor con su trabajo: “Todos tenemos nuestro lado oscuro que casi nadie conoce”.

A través de su creación artística, plasma sus delirios y la oscuridad de su entorno inmediato, creando una obra llena de sarcasmo, donde lo grotesco del ser humano emerge.

Asimismo, busca provocar incomodidad en sus espectadores, sacarlos de esa falsa y perfumada concepción de la belleza que abunda en nuestros días. El Brujo rompe la categorización de la belleza que observa en su entorno y busca crear un contrapeso en lo bello.

Su obra se ve representada por un sentido de fealdad, como escribiría Umberto Eco: “El concepto de fealdad, igual que el de belleza, depende no sólo de las distintas culturas, sino de las épocas”. En gran medida el arte contemporáneo es el triunfo de la fealdad. “Rozenkranz decía que lo feo es el infierno de lo bello. Jung lo distinguía como un signo de transformaciones futuras. Estos conceptos me permiten convertir a la pintura en un artificio para traducir la fealdad y lo cómico”, dice el Brujo.

Construye su pintura haciendo uso del acrílico y expresando interés en el trabajo pictórico de artistas contemporáneos como Michaël Borremans y Justin Mortimer. Dedicado por completo a su obra, el Brujo disfruta de cada uno de los procesos creativos de su trabajo, siendo un gozo el no tener que dedicarse a otra cosa que no sea la plástica. “Todo el tiempo estoy involucrado en el arte, puesto que es mi vida; observo todas las cosas que en un momento dado me puedan servir para mi obra”.

A lo largo de su trayectoria, el Brujo ha participado en numerosas exposiciones colectivas en Jalisco, Guanajuato, Colima, Culiacán, y San Diego (California). Destacando entre sus logros: mención honorífica en la bienal Alfonso Michel (2005), tercer lugar en el premio de pintura Jorge Martínez (2016), mención honorífica en la bienal José Atanasio Monroy (2018) y mención honorífica en el Salón de Octubre (2016).

Instagram: @brujolopeztrejo