La obra fotográfica de Erhard despliega un proceso artístico de estratificación e imágenes distorsionadas, concebidas con tempestiva elocuencia para producir piezas que desafían el discernimiento espacial.

Texto: Mateo Pazzi   
Fotografía: Cortesía Christine Erhard
www.christineerhard.de

La faena artística de Christine Erhard surge a partir de su interés en la fracción constructiva de nuestro entorno. La fotógrafa alemana crea retratos arquitectónicos de composición tan compleja, que no resulta del todo evidente cómo pudo lograr una ilusión óptica tan genuina con solo un modelo y el disparo de una cámara. En su obra los sujetos emergen de una especie de realidad superior, contexto en que el espectador tiende a aceptar los elementos representados independientemente de su naturaleza objetiva, no obstante, deberán resistir cualquier divergencia al orden lógico y a la percepción espacial natural.

El movimiento “Neues Bauen”, además del constructivismo y el brutalismo, son el punto de partida de su inventiva pictórica, aunado a su formación de escultora por la Kunstakademie Düsseldorf. Christine trabaja bajo creencia que la fotografía se libera de su supuesta función de crear solamente analogías de la realidad, enfocándose en dar puesta en escena a sus construcciones que no son sino una estrategia para vincular las interrelaciones espaciales con el territorio real circundante.

Su método artesanal contradice la convención de que la cámara produce la imagen de un objeto en una fracción de segundo; aquí la cámara captura -en una fracción de segundo- la imagen de un objeto que únicamente fue construido para ser fotografiado. Valiéndose de modelos de cartón y una diversidad de elementos cotidianos, ella misma gesta su concepto visual, por lo general inspirado en alguna pintura del Suprematismo, donde es muy clara su afinidad hacia obras de László Moholy-Nagy o El Lissitzky.

Las fotografías de Christine Erhard no deben verse como objetos aislados, sino experimentarse como un elemento dentro de una dialéctica de imagen y de espacio; apreciarse tanto como postura intelectual como forma de expresión estética. Los materiales dispares, las líneas de visión y los múltiples niveles en la noción de lo existente constituyen el carácter de sus modelos anamórficos. Ella reproduce nuevas realidades, alejándose de las convenciones de la perspectiva lineal, y si bien no disolverá el límite de las dos dimensiones, sí conseguirá desorientar profundamente al presente… animándole a ver el mundo como algo diferente.