Las creaciones de David incorporan técnicas ancestrales e ingredientes naturales para crear toda una experiencia gourmet.

Por: Lucero Garcia
Fotografía: Especial

Nacido en la hermosa ciudad de Mérida (Yucatán), también conocida como la ciudad blanca, David cursó la preparatoria y posteriormente diplomados en cocina. Nos comentó que desde pequeño se interesó por la gastronomía; sus conocimientos se conectan con la historia y su familia, como él menciona: “Sin tradición no hay evolución”.

Actualmente, transmite la energía del amor a través de sus manos, herramientas que lo ayudan a mantener vigentes los sabores originales de la cocina yucateca; ejemplo de ello es La tradición, restaurante que está a punto de cumplir 30 años, donde han desfilado personalidades, políticos, escritores y artistas. A David le gusta conversar y seguir aprendiendo, de allí proviene su deseo de preservar los sabores; por ello puedes encontrarlo en los mercados, escogiendo sus productos; en la milpa, platicando con la gente del pueblo; y en su cocina, creando sus propuestas. Una de sus mayores satisfacciones es ver la cara de los comensales al degustar un platillo de excelente sabor.

“No tengo que inventar el hilo negro, sólo tengo que salir a cocinar en alguna localidad de Yucatán para confirmar que el buen sabor se preserva en los hogares”.

Chef embajador de la gastronomía Yucateca, ha viajado por todo el mundo llevando consigo sus raíces culturales. Su talento se ha encontrado en los festivales más importantes de México y del mundo: Millesime Mexico, Lokura Millesime Tulum, Fitur Madrid, Expo Milán, Mexico Fest Vancouver. David Cetina nos comenta que también es embajador de cerveza Montejo y de la marca L’Bistrot.

La Tradición −su famoso restaurante− se encuentra en Mérida, cuenta con una pequeña sucursal en Ciudad de México dentro del mercado Parían Condesa y, próximamente, a su lista de éxitos se sumará una sucursal en nuestra bella ciudad Santiago de Querétaro. “De los platillos que llevo en el corazón, por ser mi primer gran guiso y compartirlo con mi abuela, es el de Lomitos de Valladolid; aunque siento un gran respeto y amor por todos (…) Gracias a mi equipo de trabajo he podido crecer dentro de la gastronomía, es algo por lo que me siento orgulloso”.

No todo en su vida es fácil, también existen diferencias e intereses que afronta al respetar su profesión y al escuchar su intuición, lo cual lo lleva a superarse día a día. Una de sus metas es posicionar a la gastronomía yucateca como una de las mejores del mundo. “Mi filosofía de vida es no tomarse la vida tan enserio porque existe un plan para todo. El que trabaja con amor y bases sólidas, siempre estará destinado al éxito”, nos confiesa.