Texto: José Miguel Pazzi | Fotografía: Rafael Gamo

Una obra que no sólo lleva el brutalismo a los terrenos de una sensibilidad cálida, sino que traduce la confortabilidad en elementos precisos, elegantes y completamente funcionales.

Situado en el corazón de la Colonia del Valle, en CDMX, el edificio residencial LC710 representa un portento de obra que ha encontrado en su semblante acaramelado y sugestiva geometría el discurso idóneo de un inmueble a la vanguardia. El proyecto, diseñado por el estudio Taller Héctor Barroso, se conforma por tres torres de fisonomía cuadrada de donde se desprenden seis viviendas con dos tipologías distintas, pero con una consonancia arquitectónica íntegra.

Construido esencialmente en concreto aparente y acero, LC710 presenta una perfecta combinación de tonalidades caramelo y marrón que le confieren al edificio una apariencia cercana a la madera clara. La proporción rectangular del terreno, con un frente de diez metros hacia la vía pública y 32 hacia el centro de manzana, así como su orientación oriente-poniente, determinaron el esquema compositivo que parte de tres volúmenes intercalados con sus respectivos patios.

Los dos primeros volúmenes reciben cuatro departamentos bajo una misma tipología, donde el área social se ubica dentro del primer volumen que da frente a la calle, mientras que el área privada se aloja en el segundo volumen en medio de los dos patios. La conexión diagonal entre ambas partes permite aprovechar los patios de planta baja y la azotea; así, cada vivienda cuenta con un área exterior propia.

Dentro del tercer volumen se ubican dos viviendas de dos niveles sobrepuestos, las cuales son más grandes que la primera tipología al aprovechar las circulaciones comunes. Éstas se complementan de manera armónica con suelos de madera oscuros y mobiliario bajo el mismo estilo, además de elementos en tonalidades crema y grisáceas que añaden a la atmósfera una sensación de cohesión.

En la concepción del edificio LC710, resultó fundamental el interés en materiales resistentes al paso del tiempo, como es el caso del hormigón y las celosías en acero natural, escogidos por su capacidad de resistir a la humedad de la ciudad, así como por su bajo mantenimiento. El uso de estos elementos exalta las propiedades estructurales, generan distintas atmósferas y claroscuros a través de cualidades sensoriales.

  • Arquitectura: Héctor Barroso.
  • Encargada de proyecto: Vianney Watine.
  • Colaboradores: Diego Rentería y Silene Rivera.
  • Paisaje: Entorno, Taller de Paisaje.
  • Mobiliario: La Metropolitana.
  • Ubicación: Ciudad de México.