Estoy seguro de que has escuchado muchos datos acerca de la química del amor. Incluso habrás leído que el enamoramiento tiene una duración aproximada de tres años. Entonces, ¿para qué se casa la gente? La ciencia dice que el amor se acaba relativamente rápido; ¿será así?, ¿o será que no estamos poniendo atención a lo correcto?

Texto: Hugo Jaramillo
Fotografía: Cortesía

Estoy seguro de que has escuchado muchos datos acerca de la química del amor. Incluso habrás leído que el enamoramiento tiene una duración aproximada de tres años. Entonces, ¿para qué se casa la gente? La ciencia dice que el amor se acaba relativamente rápido; ¿será así?, ¿o será que no estamos poniendo atención a lo correcto?

Hace casi 16 años, inicié junto a una mujer extraordinaria el proyecto más importante en la vida de los dos. Sí, 16 años de feliz matrimonio, cosa que puedo decir con mucho orgullo. Si a eso le sumamos casi seis de novios, estamos hablando de 22 años juntos. Sí, ya sé que se suelen decir cosas como: “No ha sido fácil”. Pero ¿sabes qué? Honestamente tampoco ha sido difícil. ¿Una maravillosa experiencia? ¡Definitivamente! Estoy convencido de que las mejores experiencias en la vida no tienen que ser fáciles, sino significativas.

Un matrimonio puede ser muy difícil si nos quedamos nada más con el tema del enamoramiento o con la idea de que el amor es sólo algo que se siente. El amor es más que un sentimiento, es una decisión. Sí, justo como los valores que creo que tú y yo compartimos: responsabilidad, respeto, fidelidad; principios que se aprenden y se aplican con convicción porque así es como los seres humanos construimos relaciones sanas de largo plazo. 

El amor y el matrimonio no se basan sólo en sentimientos que vienen y van, sino en valores y decisiones. Tu pareja y tú pueden tener diferentes gustos, pero los valores sí deberán ser similares. ¿Qué se hace cuando se tiene algún desacuerdo? Si no comparten valores como el respeto y la empatía, cada uno tratará de imponer su voluntad.

Dos personas que se casan deben desarrollar la capacidad de comunicarse para poder negociar, es decir, en lugar de imponer, encuentren un punto de acuerdo en el que ambas partes queden satisfechas; esto es una manera tan real de expresar el amor, como cuando se dice con todas sus letras. Y, finalmente, lo mejor será siempre hacer las dos cosas. Así que di con decisión: “¡Sí! ¡Te amo!”, y demuéstralo con hechos.

Si lo que acabo de compartirte tiene sentido y te sientes identificado, no tengas miedo, estás tomando la mejor decisión de tu vida.