Estambul, antigua Constantinopla, es la única ciudad en el mundo que pertenece a dos continentes, únicamente separados por el Río Bósforo; aunque, la mayoría de los turcos viven del lado europeo, donde se concentra la ciudad antigua y los lugares más famosos y frecuentados por los visitantes. No es un sitio muy caro en comparación con otros destinos de esa región, menos ahora con la moneda Lira Turca –muy devaluada, por cierto–.

Texto y fotografía: Gerardo Fabre “El Biut”.

Algunos cruceros llegan a su puerto principalmente en verano y es el punto de partida para recorridos por todo el país. En caso de alojarte en el Centro, sería una gran idea buscar un sitio con vista al Bósforo y, principalmente, hacia las mezquitas ya que las vistas del amanecer son simplemente espectaculares. Esta ciudad es precisamente famosa por sus mezquitas y los llamados a oración, los cuales se dan cinco veces al día; los viernes, la mayoría de ellas están cerradas a los no musulmanes.

La Mezquita Azul es sin duda la más popular; aunque, en lo personal, a mí me gusta más la Mezquita de Súleymaniye, desde ahí cuentas con maravillosas vistas del Bósforo y del lado asiático. Pero, sin duda, Hagia Sofía, la que fue mezquita y basílica, pero que ahora está convertida en un museo, es la más impresionante sobre todo por su imponente interior. Fue inaugurada en el año 360 D.C., así que imagina toda la historia y acontecimientos que han sucedido en esa edificación.

Afuera de la Mezquita Azul, se encuentra una plaza en cuya parte central está el obelisco de Teodosio, donde en algún momento se ubicó el Hipódromo de Constantinopla. Otro lugar que vale la pena visitar es el Castillo de Rumelia, una fortaleza edificada a un costado del río.

Una de las mejores opciones para ver los lugares icónicos de Estambul es a través de una embarcación, en la que recorrerás el Bósforo tanto del lado europeo como del asiático. Algunos ferry tienen paradas en sitios importantes de la ciudad, como la fotogénica Mezquita Ortakóy. Asimismo, el Palacio de Topkapi es un lugar perfecto para ver y aprender de la historia de Estambul.

Después de un día de mucha actividad, vale la pena visitar el Gran Bazar; ten cuidado, ya que por su tamaño, es muy fácil perderse. Necesitarás varias horas para recorrerlo, es un paraíso para los compradores compulsivos. Los turcos son expertos en “sacarte” todo tu dinero con tal de venderte cualquier cosa a cualquier precio. Siempre pide descuento; si el vendedor te dice que algo cuesta 20 dólares, por ejemplo, ofrece cinco y de ahí no te subas. Son pocos los negocios donde te ofrecen un precio más real al valor; todo ello es parte de la experiencia de comprar en el Gran Bazar de Estambul. También en el Centro y en la Avenida de Ístiklal, puedes hacer compras en boutiques, mercados y bazares, igualmente siempre pide mejorar el precio.

La gastronomía y entretenimiento de Estambul son de primer mundo. Puedes ver algún show de belly dancers –tradicionales en Turquía–, y demás espectáculos de baile y música típica; o bien, la oferta de bares y antros es abundante, seguramente no te aburrirás. Finalmente, te comento que Estambul es una de mis ciudades favoritas, la he visitado en varias ocasiones y cada una de ellas ha sido única y especial.