La intención del artista es que sus obras produzcan placer estético y al mismo tiempo no sean muy controversiales.

Texto: Sabrina Peña
Fotografía: Héctor Becerra

Héctor Armendariz es un artista tradicional de bases académicas que une los opuestos del rigor y la expresión clásica con el sutil hechizo de la representación simbólica. Estudió Arquitectura en Ciudad Juárez, lugar donde desarrolló técnicas de dibujo y pintura; tiempo después, viajo a Europa para matricularse en el doctorado de Arquitectura en Paisaje. “Tuve que estudiar en Florencia Restauración de Pintura y en París Historia del Arte”, declara.

“Para ser bueno tienes que ser dedicado; para ser excelente, tienes que vivir tu obra con el corazón y el alma”.

En la búsqueda de reconocimiento de su obra viajó a Santa Fe −la segunda ciudad más importante en el mundo del arte−, su talento y pasión lo ayudaron a conseguirlo. Lo contactaron diferentes galerías de Miami y Aspen (Colorado); en Europa, donde explotó su increíble talento, expuso en Paris durante cuatro años consecutivos en el Centro Cultural Mexiquense. Actualmente sus obras se encuentran en Galleria Dante.

La técnica que utiliza es óleo y acrílico sobre lienzo, en sus cuadros nos acerca a seres humanos casi divinos, extraños y fantásticos; con ropajes bordados en delicadas filigranas de oro colonial, que con sus brillos y galanura enfatizan ese poder de seducción de un arte matemático y preciso. Pinta mujeres lascivas, perversas, deliberadamente quietas de hipnótica mirada, inquisitivas mujeres duales que miran también adentro; misteriosas y místicas pero tocadas e iluminadas por filamentos de luz celestial.