El comunicador leonés ha destacado exitosamente en distintas facetas de su vida, emprendiendo recientemente en la comercialización de su propio vino y explorando en las artes plásticas.

Por: Miriam Pérez M.
Fotografía: Noe Roa

Con un carisma indiscutible, Juan José Origel, o como lo conocemos todos, Pepillo Origel, es una de las personalidades de León que se ha forjado una carrera exitosa como precursor del periodismo de espectáculos en México. Con más de 40 años de trayectoria en el medio, es productor de televisión, conductor, columnista y empresario, amante del arte y del vino.

Desde 1996 comenzó su carrera en la televisión, ha trabajado para las dos cadenas más importantes del país con diferentes proyectos de espectáculos, participando tanto como invitado en telenovelas y dirigiendo proyectos editoriales. Actualmente se mantiene al aire con el programa ‘Con permiso’ al lado de su compañera Martha Figueroa. Para esta ocasión nos abrió las puertas de su casa donde platicamos con él en exclusiva; allí nos compartió cómo ha sido su historia en el espectáculo, experiencias y los nuevos retos que vienen en su vida.

En su juventud estudió Contabilidad, algo que no le gustaba pero entonces no tenía muchas opciones (Contabilidad, Medicina o Leyes); y como su familia no se podía permitir enviarlo a estudiar fuera de la ciudad, se decidió por la primera, la cual ejerció poco, lo suficiente para ahorrar e irse de viaje.

“No sabía ni a dónde ir, llegué a la agencia de viajes de una amiga y le dije ‘A ver ponme un mapa’. Donde apuntó mi dedo ahí me fui, a Montreal. Estuve un año y me encantó. Imaginame a los 22 años, era lo máximo. Después regresé y me fui a vivir a Nueva York, donde intenté trabajar en un restaurante mexicano, pero después de una experiencia con migración, donde afortunadamente no me pasó nada, decidí dejar todo y regresarme a León”.

¿Cómo iniciaste en el periodismo?

“Cuando regresé de Nueva York estaba comenzando el Periódico a.m. y una amiga iba a escribir una columna y le dije que yo le ayudaba. En eso, Gaby Hernández, quien era la novia de Neto Gómez hijo, a cargo de la dirección del periódico, supo que ya había regresado y fue cuando me invitaron a trabajar en la sección de Sociales. Ahí trabajé muchos años cubriendo eventos, tuve muchas satisfacciones en esa temporada pues conocí a mucha gente. ‘Gran Mundo’ se llamaba mi sección, yo hacía sólo sociales pues espectáculos casi no se cubrían; después de un tiempo llegué a tener dos páginas, me hicieron jefe de Sociales y Relaciones Públicas, ahí comencé a conocer muchas cosas del periodismo”.

¿Cómo decidiste irte a la Ciudad de México?

“Tuve una muy mala experiencia en el a.m., pues un señor se disgustó muchísimo porque no le pareció algo que escribí sobre la boda de su hija y pidió mi cabeza, y pues me la cortaron. No sé si tenerle rencor o agradecerle, porque después me fue muy bien en la vida. Con el tiempo me lo volví a encontrar y nos saludamos, yo en realidad no le guardo ningún rencor.

Cuando salí me fui a España a estudiar Periodismo, pero no era lo que yo buscaba, no me iba a especializar en Política ni nada de eso. Me regreso a la Ciudad de México a probar, en ese entonces no existía nada de periodismo de espectáculos como tal. Comencé en Radio Fórmula y cubría eventos de sociales, adonde asistían las grandes personalidades.

En una ocasión, me tocó cubrir una fiesta de la Baronesa de Portanova en Acapulco, donde cantó Luis Miguel y estaba toda la socialité de México. En esa ocasión conozco a Maxine Woodside y me invita a su programa ‘Todo para la mujer’ y estuvimos platicando del evento y le gustó mucho mi perfil, pero me dijo que su programa no era de socialité así que tuve que hablar de las celebridades. Yo no conocía a muchos artistas, sólo a Silvia Pinal, Jaqueline Andere y Angélica María –y era mi máximo conocer a esas señoronas–; ya después, con el tiempo fui conociendo a mucha gente”.

En la prensa escrita, Pepillo colaboró con la cadena de Don Mario Vázquez Raña, la OEM, siendo el jefe de sociales de El Sol, colaborando en su columna para el ESTO, el Heraldo de México así como en la ABC Radio, teniendo la oportunidad de conocer grandes personalidades de la cultura y el arte, y ganándose poco a poco su lugar en el medio.

“Nunca se me va a olvidar la gente de León, todo el apoyo que siempre recibí de toda la gente bonita que conocí, por eso sigo viniendo con tanto cariño. Me encanta León, me encanta su gente”. 

¿Cómo fue tu incursión en la televisión y el impacto ante la fama? 

“Ya había hecho mis pininos en Televisa, participé en ECO junto a Jasmín Alesandri con un espacio de cobertura de eventos. Salía a las dos de la mañana y solo nos veían en España, pero en México ni quien se diera cuenta (risas). Cuando conocí a Pati Chapoy fue en una cena, ahí la invité a mi programa de radio y le gustó mucho. Entonces, Pati ya estaba planeando hacer Ventaneando, tenía sólo a Martha Figueroa y a Pedro Sola. Ella estaría sólo como productora, cuando me conoció me dijo que les hacía falta una tercera persona y me quería a mí. Después, entra Carmen Armendáriz como productora y decidió que íbamos a estar los cuatro.

Cuando comienza Ventaneando fue un boom. En ese entonces no existía un programa de ese género, fue un programa que revolucionó la televisión mexicana por lo controversial que era; y, como no había todavía artistas en Azteca, pues teníamos que hablar de los de enfrente. Fue muy divertido porque no los dejaban hablar con nosotros porque éramos de la competencia y cada que nos veían se asustaban. Ya te imaginarás, era la comidilla para nosotros. Una vez que comenzó Ventaneando me di cuenta que ya ni podía salir a la calle, la gente te reconocía. Ahora sí me tenía que portar bien, ya no había de otra. Aún mucha gente me conoce como ‘El de Ventaneando’”. 

¿Recuerdas alguna de tus entrevistas más difíciles?

“Sí, María Félix. Ella era muy amiga del ‘Tigre’ Azcárraga; en una ocasión organizaron una  comida con el embajador de Francia que recibía a Caterine Deneuve, y María Félix estaba muy enojada porque no la habían sentado en la mesa principal con el embajador y  Deneuve. Entonces, me acerco para entrevistarla y en cuanto me vio con el micrófono de Azteca, sólo vi su melena que le dio la vuelta y me volteó la cara. Por más que le hablaba para la entrevista ella se volteaba y no me quiso hablar; pues entonces, de eso hice mi nota. Así es en el periodismo. Después, con el tiempo, nos hicimos grandes amigos, me la presentó Azcárraga Jean. Y aunque ya no se pudo dar la entrevista formal pues estaba ya muy enferma y no podía salir de casa, sí logré hacerle varias entrevistas chiquitas; hablábamos mucho por teléfono, incluso cuando falleció mi papá me habló para darme el pésame”.

¿Cuáles han sido las satisfacciones en tu carrera?

“Duré en Ventaneando año y medio y cuando me invitó Emilio Azcárraga Jean fui muy consentido, tuve la oportunidad de hacer lo que quería. Siempre he estado muy agradecido con Maxine y Pati Chapoy, de ellas aprendí mucho del medio, y aunque te digan ‘Wow, eres amigo de las estrellas’, ellas son tus amigas mientras hables bien de ellos. Uno tiene que dar la nota, no te puedes quedar atrás; aunque te dejen de hablar, y mira que me ha pasado con muchas. Siempre he estado muy satisfecho y desde cuándo estoy con que me retiro, pero no lo he hecho. Actualmente sólo tengo un programa que es sólo los viernes, pero ¡quièn sabe! Ya me lo están pidiendo diario.

Tuve la fortuna de ser parte de una generación de televisión donde podías tener un nombre, pues había pocos programas. Actualmente ya no se manejan los raiting, ahora ya hay tanta información por todos lados y cada vez es menos la gente que consume  televisión. Ves a los reporteros pero son tantos que la gente se olvida; ya no se hacen estrellas como las que hubo (María Félix, López Tarso), por eso yo creo que ya me ando subiendo al tren”.

“Cuando te llega el tiempo de retirarte, haces un examen de conciencia y si estás tranquilo y agradecido con la vida y con todo lo que te ha dado, es el momento. Yo estoy muy agradecido”.

Cómo empresario has entrado a la industria vitivinícola, háblanos de tu vino ‘Origel’.

“Esto me encantó, en primer lugar porque lo hacen en Guanajuato, en Dolores Hidalgo y San Miguel de Allende. Ahí está Cuna de Tierra, donde conocí a una familia productora de vino y les comenté que siempre se me había antojado el tema del vino, y que me invitan a hacer el mío. Me falta mucho promoverlo pues no he tenido tiempo, mi hermano me apoya en la distribución y actualmente está en algunas tiendas departamentales. Y también, como en mi programa siempre estoy tomando mi vinito, mucha gente me ha preguntado de cuál vino es. Creo que ya es tiempo de darle más impulso”.

¿Cuáles son tus nuevos planes? ¿Después de la televisión, qué sigue?

“El año que entra tengo planeado irme a España, primero a celebrar mi cumpleaños, y ahora me ha dado también por la Pintura. Entonces, es un buen pretexto para irme a estudiar algo de Pintura. He tomado algunos cursos con una excelente maestra, lo cual me ha ayudado mucho. En realidad no tengo un estilo, pinto porque me gusta, lo disfruto y me relaja, pinto lo que siento y quiero expresar. Tengo una invitación para exponer en Monterrey, y también me gustaría exponer en León, pero eso todavía no lo sé, no sé si vaya a vender o no, pero no me interesa”.

¿Qué es lo que más te apasiona hacer?

“Viajar, me encanta. He tenido la fortuna de conocer muchos lugares, pero mis ciudades favoritas en definitiva son Madrid y Nueva York; de México, Acapulco, para mí sigue siendo un paraíso”.