A lo largo de su vida, Lothar Müller ha sido galerista, coleccionista de arte y pintor, ha explorado incluso en el mundo del performance, la constante ha sido siempre apegarse a la libertad artística.

Por: Mario Preciado (IG: @mariopreciado_)
Fotografía: Diego Torres (IG: @torres8168)

Conocer a Lothar Müller es descubrir un mundo de posibilidades, quien lo conoce lo puede confirmar y nunca deja de sorprender, desde lo nutrida que logra ser la plática con él hasta el amplio espectro que representa su obra. Alemán de nacimiento, hoy tiene más raíces echadas en San Miguel de Allende que en ningún otro lugar y vaya que ha pisado varios suelos. Con 65 años de edad cumplidos y tres décadas produciendo arte, está enfocado en la actualidad a preservar por medio de su fundación Kunsthaus la colección de arte que posee –que incluye también la obra propia–, con la intención de que, en el futuro, cuando no habite este plano, se siga difundiendo.

La pandemia le ha permitido precisamente abocarse a registrar la obra que conforma la colección; en palabras de Lothar, son cientos de piezas, pero está seguro, sin poder decir una cifra específica, que cantidad no es calidad. Asimismo, la colección incluye obra efímera, por eso estos meses en pandemia no ha sido extraño que su trabajo, sin dejar de lado el taller y la producción de sus cuadros, también se haya centrado en la computadora y en los archivos, asimismo en la remodelación de los espacios de la fundación.

“(EL arte) No es algo científico, no lo tienes que comprobar. No es una tesis, es como tú percibes el mundo en este momento”.

Lothar ha echado mano del arte figurativo para pintar sin limitantes creativas. Son muchos sus motivos (paisaje y retrato, por mencionar algunos), pero en todas sus obras las emociones del momento van implícitas, incluso algunas de ellas las hace con tintes de activismo. Actualmente trabaja varias series, de hecho ha incursionado con la pintura fluorescente, esa que brilla ante la presencia de la luz negra, algo que le fascina. En esencia, el color y el brillo son elementos preponderantes en su gusto por dicha técnica; aunque asegura que la luz proviene del interior de la obra. “Como pintor, lo más importante es la libertad artística (…) el concepto es fundamental en la obra figurativa y que puedas de verdad expresarte”, añade.

Respecto a si el arte habría de ser ese bálsamo que cure las emociones que han generado la pandemia y crisis sociales como la violencia, Lothar afirma: “Arte es cultura y cultura es calidad de vida”. Tendríamos que ser optimistas y proponer soluciones, complementa, y pone de símil la letra de la canción de John Lennon ‘Imagine’, cuyo manifiesto, a pesar de tener 50 años de existencia, sigue vigente y evidencia cómo la humanidad aún tiene mucho por hacer en pro de la unidad y la paz.

Finalmente, acerca del poder del arte para preservar la cultura, Lothar está seguro de que éste tiene la capacidad de aludir a un momento y a un espacio, es información que trasciende en las generaciones. “El arte es para el futuro”, sentencia. Para él, se trata de cómo lo sientes, es una experiencia. Aunque estamos acostumbrados a verlo todo de manera racional, apunta el artista, el arte es algo emocional, con él expresas aquello que no puedes hacer de otra forma.