Hay experiencias que nos transforman. Me pasa a veces en el teatro, en los libros y ahora también en el jardín. Así fue leer The One Straw Revolution (La revolución de una brizna de paja) de Masanobu Fukuoka.

Recomienda: Celina Padilla Vázquez

Mudar nuestra forma de vida y consumo es urgente e imperativo. La marea de información que hoy nos demuestra el camino soberbio y degenerativo que hemos elegido para vivir y explotar nuestro hábitat, debería ser suficiente para replantearnos todo de forma colectiva. De la noche a la mañana nuestro proceder puede ser otro. Hay personas que lo logran individualmente -como Fukuoka- y también lo demuestra la pandemia que vivimos hoy.

Desde que hago compost se gestó mi propia revolución. Ya entendía que el antropocentrismo no es la forma de habitar. Somos uno. Coexistimos. Los mayas dicen “In lak’ech, Hala ken”, es decir “yo soy tú, como tú eres yo”, pero no solo ante los otros humanos sino ante animales, plantas, ríos, rocas, estrellas… lo comprendía, pero hoy
que estoy cerca de la tierra, lo siento francamente.

Fukuoka en un momento de su vida modificó todo. Siguiendo su intuición demostró práctica y científicamente que la agricultura natural (sin máquinas, químicos y sin fertilizantes preparados) es posible y aún regenerativa. Habla de técnicas pero profundiza más en su filosofía. Me hizo ver claramente la ilusión que tenemos cuando creemos que sabemos: “La ironía es que la ciencia nos ha servido para demostrar el poco conocimiento que tiene la humanidad”. Eso, lejos de preocuparme, me alivia.

Estamos bien cuando entendemos que nuestra armonía está en la naturaleza. Somos la naturaleza. “Producir los alimentos antinaturalmente degrada la tierra y enferma al ser humano”. “Comida y medicina no son dos cosas distintas”, precisa. “Hemos complicado tanto la existencia que no hay tiempo para la poesía y eso nos empobrece de verdad”, explica cuando propone simplificar.

Nacemos y nos desarrollamos en sistemas, en sociedades con reglas y costumbres. Es menester cuestionarnos si queremos adoptar esos caminos. Sin ídolos ni doctrinas, abiertos a otras formas con la libertad intrínseca que tenemos de vivir, pensar y sentir. El mismo autor propone a sus lectores no seguirle ciegamente. Fukuoka murió en 2008. Vivió la primera y segunda guerra mundial desde Japón y en el último siglo en el que el humano ha degenerado la tierra más que en toda su historia. Aún escribe una carta a sus lectores que comienza así: “No hay mejor lugar que este mundo…”

Datos del libro:

THE ONE-STRAW REVOLUTION:
An introduction to natural farming
Masanobu Fukuoka
New York Review Books
Nueva York, EE.UU. (2009)
Publicado originalmente: Emmaus, Pa.; Rodale Press (1978)