El artista disfruta de la coherencia que este oficio le da al resto de su vida.

Texto: Mayumy Salinas
Fotografía: Cortesía / Alonso Cruz

Proveniente de una familia de artesanos que a la fecha continúa en el oficio, Pedro Goche tuvo su primer acercamiento con el arte a través de los pinceles y los colores al temple o sintetizados en vinílica que trabajan sus padres alfareros. Con este legado familiar, en su adolescencia comenzó a inclinarse por el dibujo y, de manera casi totalmente autodidacta, comenzó a ensayar las posibilidades del realismo figurativo. Ingresó a la Facultad de Filosofía y Letras, lo que le otorgó una serie de posibilidades de expresión, siendo su primer encuentro con la comunidad artística de la localidad.

El artista plástico, originario de Tlaqueoaque, Jalisco, nos comparte que cualquier conceptualización del fenómeno artístico limitaría sus posibilidades; puesto que, para él, es una creación humana que va cambiando con el tiempo. Sin embargo, considera que el arte -más que un buen objeto o un estado de ánimo- es un suceso que a manera de juego convoca a dos o más personas, exigiéndoles, incitándoles y provocándoles su participación más sincera. “Una condición ineluctable para que este juego se convierta en arte es que aquellas personas que colaboraron en él salgan distintas, con un poco más de información vital y nuevas herramientas para su diaria convivencia”.

“EL ARTE HA SIDO MI PRIMER LENGUAJE Y QUIZÁ TAMBIÉN SERÁ EL ÚLTIMO”.

Pedro Goche pretende expresar más que mensajes para la mente o emociones para estados anímicos. “Quisiera que, mediante mis trazos, las personas logren hacer una espacie de pausa en su vida, desde la cual puedan replantearse los aspectos de su existencia más sensibles o los más olvidados y, desde ahí, continúen con su vida”. El artista nos relata que su obra tiene cierto carácter fatal, ya que no sabría cómo vivir sin dibujar, pintar o crear objetos tridimensionales; su arte se convierte en un respiro donde él permite la entrada a nuevas experiencias vitales y donde es capaz de ver sus avances y retrocesos como ser humano.

La propuesta artística de Goche es casi un hibrido con la literatura, ya que comenzó este oficio conjuntamente con el de las letras. Se inspira de todo aquello capaz de llenar un vacío creado por él mismo. “Una persona puede entrar por ese vacío, por un recuerdo, incluso por un pensamiento brillante, hasta por otra obra de arte con la cual el espectador puede iniciar un diálogo con sus propios recursos”.

Por otra parte, Pedro Goche nos dice ser feliz construyendo su obra a partir de la acuarela y las tintas, debido a que son de naturaleza indómita; asimismo, el óleo funde casi infinitamente las capas de luz que emula con la pintura, dando profundidades realmente fascinantes. La tinta china, aplicada con canutero, es un ejercicio de paciencia. Cada dibujo puede representar una especie de mandala al final del cual uno termina casi aliviado.


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FB: Pedro Goche / Azul Cerúleo Arte