Uno de mis viajes más espectaculares fue el que hice en barco con Seabourn al oeste de Canadá y al sur de Alaska. Mi travesía comenzó en Canada Place (Vancouver), ahí abordé el Seabourn Sojourn.

Texto y fotografía: Gerardo Fabre “El Biut” (@biutravel).

A pesar de ser pequeño, la embarcación ofrece comodidades de primera clase. Su tamaño permite llegar a lugares remotos, a diferencia de los cruceros; así como desembarcar o detenernos en lugares exclusivos de Seabourn. La atención de cada empleado hizo que el viaje fuera inolvidable. Los primeros dos días los pasamos en altamar, disfrutando su comida, actividades, shows, casino y spa de primer mundo. Desde el barco llegamos a ver las auroras boreales.

El primer puerto adonde llegamos fue Ketchikan (Alaska), pueblito pesquero típico por el salmón y su calle Creek; en algún tiempo fue zona roja y ahora hay un museo, tiendas de recuerdos y restaurantes. Nuestro segundo destino fue Sitka, uno de los poblados más antiguos del mundo, pintoresco y con algunas construcciones que dejan ver los asentamientos de rusos que existieron allí.

La siguiente parada fue en las islas Inian; aunque no desembarcamos, hicimos una exploración en un zodiac (lancha) de Ventures. Este tour es organizado por el propio barco; no cualquier naviera ofrece estas excursiones y, aunque nos tocó un poco de lluvia y viento, vimos varios leones marinos y demás animales endémicos.

Continuamos hasta el Icy Strait Point (Hoonah), allí se da el avistamiento de ballenas jorobadas y osos cafés. Después llegamos a Juneau, el punto medio de nuestro trayecto; el sitio más lejano antes de iniciar el retorno. Ésta es la ciudad más grande de nuestro recorrido y la capital de Alaska; en el Centro abundan restaurantes de mariscos y la mayoría de los visitantes aprovechan para conocer el glaciar Mendenhall –a 30 minutos de Juneau.

Llegó entonces el día más esperado del viaje con Seabourn, cuando conocimos el Endicott Arm, espectacular fiordo cuyo inicio se da en el glaciar Dawes. Conforme nos adentramos vimos más icebergs hasta el punto en el que el barco tuvo que detenerse, allí comenzó una de las mejores experiencias que he hecho en mis viajes y un sueño hecho realidad: hicimos una exploración de Ventures en kayak. Tuvimos la fortuna de tener buen clima y pasar entre cientos de icebergs hasta aproximarnos lo más cerca del glaciar y verlo como pocos tienen la oportunidad de hacerlo.

Wrangell fue nuestro siguiente destino, donde destaca el parque Kiks Adi, con unos tótems muy bonitos y el sitio arqueológico Petroglyph. Antes de zarpar vimos un atardecer que nos quitó el aliento. El segundo destino más esperado fueron los fiordos Misty; el explorador John Muir describió atinadamente este lugar como el más maravilloso que haya visitado en su vida.

Dejamos Alaska y regresamos a Canadá. Nuestro primer destino fue Prince Rupert. Allí renté un auto junto a una pareja australiana y viajamos por la icónica carretera Trans Canada, la cual recorre el país de extremo a extremo. Llegamos hasta el pueblo Terrace (British Columbia), disfrutando en todo momento paisajes asombrosos. De ahí de regreso para abordar el Seabourn.

Alert Bay fue el último destino antes de regresar a Vancouver. Este poblado de la Columbia Británica es reconocido porque allí se avistan una gran variedad de orcas y ballenas jorobadas. Y, como todo viaje tiene un final, después de pasar 12 maravillosos e inolvidables días a bordo del Seabourn Sojourn, llegamos a Vancouver; una experiencia inolvidable gracias a las atenciones de la tripulación. Para conocer más sobre este trayecto visita: seabourn.com