Vicky Velázquez nunca imaginó el camino empresarial que habría de emprender; sin embargo, la resiliencia fue primordial para llevar a buen término el arduo trabajo del campo.

Por: Mario Preciado (IG: @mariopreciado_)
Fotografía: Diego Torres (IG: @torres8168)

A finales de 2021, la asociación de empresarias AMEXME Capítulo León, le otorgó a Vicky Velázquez el premio a la Empresaria del Año, reconocimiento que se entrega cada tres años. Vicky fue merecedora de la distinción por su sobresaliente trayectoria en la agricultura y la ganadería.

Hace 16 años, Vicky tomó las riendas del rancho Agua Azul 422 tras la muerte de su esposo, Roberto Mena. No fue fácil, reconoce; sin embargo, dice poseer las cualidades que caracterizan a todas las mujeres empresarias: “Dedicación, perseverancia y astucia para sacar adelante las problemáticas”, asegura.

En su camino, Vicky tuvo que luchar contra la idea tradicional de que el rancho es trabajo de hombres. “El hecho de estar aquí y representar a las mujeres, saber que podemos, es un mérito que se toma en cuenta también porque no es fácil”, añade. La ha acompañado su capacidad de resiliencia, pedir ayuda cuando ha sido necesario y persistir.

En Agua Azul 422, la empresaria se dedica a la producción de leche, así como a sembrar hortalizas y forrajes; durante la pandemia, incursionó también en el mundo del agave. Aunque los negocios la han llevado además a explorar en otros sectores, como el de la construcción y las inversiones.

La capacitación ha sido elemental para llevar a bien el trabajo del campo. Vicky tiene estudios en Administración de Empresas; y ha tomado infinidad de cursos y diplomados. “Entré aquí con muchos miedos, pero también con mucha fortaleza, que es la herencia de mis padres. Nos enseñaron a trabajar (…) Sabía que podía y que, si no sabía, iba a investigar”.

De las personas que te han echado la mano, ¿a quiénes tienes más presentes?
“Yo les llamo ‘ángeles’ de mi camino. Siempre los hay. Luego son muy específicos, porque vienen y se van, y llegan otros. Pero quienes siempre han estado son mis hijas (Luz María y Marisol). Ellas han sido mis pilares (…) También, si pudiera mencionar a personas que me apoyaron, esos serían mis colaboradores”.

Si tu esposo viera lo que has conseguido trabajando en el rancho, ¿qué te diría?
“No puedo hablar por él, pero sí por mí. Estoy orgullosa de mí, me siento tranquila, empoderada y contenta. Siento que he dado mi 100% y más; entonces, espero que él sienta lo mismo: orgullo, respeto y amor”.

“SOY DE LAS PERSONAS QUE, SI ESTÁ AQUÍ, DISFRUTA; SI ESTÁ ALLÁ, DISFRUTA (…) ME DEFINO COMO UN INSTANTE”.

¿Qué recomendación le darías a las y los empresarios?
“Creamos en nosotros mismos, en nuestra intuición. Somos seres perfectos y por lo tanto capaces de ser creativos y de desarrollar. No tengamos miedo, porque estemos aquí o allá, donde quiera habrá caídas; lo importante es saber levantarnos y salir adelante con fe, nunca la perdamos”.

Vicky se proyecta a futuro como una exitosa agrónoma y ganadera, quiere crecer lo que ha logrado construir hasta ahora; y para lograrlo, reconoce que el paso siguiente habrá de ser la industrialización, cerrando el ciclo agroindustrial con la parte de la comercialización y por qué no, llegar a la exportación.