Con 22 años de trayectoria, este diseñador floral nos comparte su éxito, creatividad y pasión que alimentan su alma, para dar lo mejor de él.

Texto: Sabrina Peña
Fotografía: Cortesía

Eder Flores, propietario de Eder Flores Luxury Flowers, una boutique floral especializada en crear ambientes de boda sensacionales, ha pasado más de dos décadas perfeccionando su profesión. Sus servicios son perfectos para parejas que están considerando una boda de destino en una de las hermosas playas de México.

¿Cómo fue que decidiste dedicarte a esta profesión?

“Dicen que nada es casualidad, que todo llega a tu vida por algo, nunca me imaginé ser florista. Desde chico fui buen estudiante, cualquiera de la preparatoria hubiera apostado que sería un abogado, contador o incluso todos creían que podría tener carrera política, pero ¡oh sorpresa! Un día las flores llegaron a mi vida, y también se irán conmigo a la tumba. Nunca pensé tener la creatividad que tengo, hasta yo mismo me sorprendo. Soy muy rudo y tosco en todo”.

¿Cómo te preparas para continuar con tu éxito tras 22 años de trayectoria?

“Algo que sé es que la técnica, el estudio y preparación de lo que hagas son la base de todo; así que tendencias podrán ir y venir, pero mi secreto es una educación sólida y adaptar las técnicas que conozco”.

¿Qué es lo que más te apasiona de ser florista?

“El crear un arreglo floral o un ramo de novia y saber que de una plática nace todo y que de esa conversación con el cliente puedo interpretar sus sueños, me da gusto y satisfacción. Me encanta la moda, la decoración y seguir tendencias. Todo esto me llena de inspiración para crear propuestas con flores”. 

¿Qué te inspira para realizar esas creaciones?

“Viajar, conocer otros países y otras culturas, la moda, me dan la inspiración para abrir mi mente y, a través de mis diseños florales, tener siempre algo nuevo que ofrecer, con una propuesta única. Para mí, el mejor cliente no es aquel que paga más, sino aquel que te da la oportunidad de expresarte en tu trabajo y te deja crear con libertad, para volar entre pétalos y espinas. A mí que me limiten en presupuesto, pero nunca en imaginación”.