En el quehacer de Érika Flores hay dos aspectos que la llenan de gozo: por un lado, atestiguar cuando una familia adquiere su patrimonio y lo que ello significa; y, por el otro, poder acompañar a los asesores de ventas en el logro de sus objetivos.

Por Mario Preciado (IG @mariopreciado_)
Fotografía: Emmanuelle Elías (IG @emmanuelle_elias).

El autor Bernardo Stamateas sentencia en una de sus frases que las personas suelen decidir quién los acompañará mucho antes de tener claro adónde quieren llegar. Pero la historia de Érika Flores y la manera en que se ha conducido en lo profesional, le ha enseñado que hay que estar siempre rodeado de personas más inteligentes que uno; esto, aunado a su pasión y arrojo, para hacer una carrera exitosa en el sector inmobiliario.

“LA MAYOR SATISFACCIÓN ES PODER VER QUE, A TRAVÉS DE TU INTERVENCIÓN, LAS PERSONAS LOGRAN SUS SUEÑOS Y ESTOS SE CONVIERTEN EN SU PATRIMONIO”.

Es una orgullosa leonesa y guanajuatense. Le gusta correr, leer y tiene una afición particular por los zapatos, que se explica por el oficio zapatero de su familia; pero, la que considera una de sus mayores pasiones, es sin duda, su trabajo.

Su camino profesional lo comenzó en San Diego Boots, donde rápidamente destacó en el área comercial. Tras tener la confianza de los propietarios, emprendió con ellos un proyecto que consistía en construir casas y venderlas. El éxito ya estaba marcado, puesto que contaba además con el apoyo de su cuñado, arquitecto de profesión, pero sobre todo con el empuje y la determinación que la caracterizan.

Después, de la mano de Urbanizadora del Bajío, Érika comenzó a comercializar uno de sus desarrollos en Aguascalientes. En el año 2000, Érika ideó junto a su socia y amiga Marcela Loza crear Rúbrica Proyectos, empresa dedicada a la conceptualización y comercialización de proyectos inmobiliarios, cuyo valor agregado, entre otros, es ser una empresa satélite del proyecto a vender, permitiéndole a sus clientes tener siempre un voto de calidad y valor del mismo.

“Tenemos la perspectiva de una empresa que ve todo desde afuera y que no se vincula como parte de la nómina (…) Todo el ingreso que le generamos a la empresa es a base de lo que vendemos (…)”, explica. El mundo de las ventas y de los inmuebles es complejo, asegura, puesto que no todos se comprometen a la especialización y capacitación o poseen la pasión necesaria. “No cobramos un sueldo y no tenemos cierto nuestro ingreso semanal, por ejemplo, si no tienes el conocimiento, la pasión y la real vocación, estás destinado al fracaso”.

Hoy, Erika está a cargo de la dirección comercial de La Valenciana, Arquitectura Residencial, proyecto de G100 Desarrollos, empresa con la que comparte visión, valores y proyección. “Más allá de la planeación, el sueño, la pasión, el diseño y la configuración del proyecto, lo importante es que lo que prometas, lo cumplas”, añade. Con La Valenciana, descrita como la comunidad mejor planeada del Bajío, Érika confirma que aquello que le genera más satisfacción en su trabajo: poder ser parte del proceso en el que las personas logran sus sueños; es decir, su patrimonio.