Ideada por Sara Valenzuela y Gilberto Cervantes; Fundación Tónica lleva la experiencia de la música a un sinnúmero de niños.

Texto y fotografía: Fabio Mendoza

Hace trece años, Gilberto Cervantes unió esfuerzos con la experimentada intérprete de rock y jazz Sara Valenzuela (ex vocalista de La Dosis) para, primero, difundir música por medio de conciertos y eventos; y segundo, la enseñanza de la teoría y práctica de este arte en colonias de recursos limitados. Gilberto Cervantes es el director de la Fundación Tónica y accedió a platicar sobre ella con MAXWELL.

Son dos los lugares en los que tienen sedes de enseñanza musical: en la Colonia Ferrocarril (cerca de la zona industrial de Guadalajara) y en Lomas del Centinela (Zapopan). “Los programas son gratuitos y acabamos de abrir uno nuevo, lo estamos desarrollando en otros polígonos; tiene que ver con la selección de alumnos que cuentan con  aptitudes más avanzadas”, comentó.

Los niños y adolescentes que entran al programa muestran una respuesta positiva al aprendizaje.

Los niños y adolescentes que entran al programa muestran una respuesta positiva al aprendizaje, para Gilberto se debe a que como todas las artes –en especial la música−, tienen complementos que son estimulantes inmediatos: tocar un instrumento, trabajar en equipo, la interpretación en conjunto. Todos ellos son elementos muy importantes, en particular porque los niños encuentran una distracción y, a la vez, un sistema de acoplamiento social. “La respuesta siempre es buena, pero trabajamos más con los padres de familia porque, al final, ellos son los motores de sus hijos”, declara.

El género principal que se les inculca es el jazz, aunque no son ajenos a las influencias que les resultan conocidas, como la música de banda sinaloense. Al respecto, Gilberto apunta que ellos hacen caso a lo que escuchan en casa. “Nosotros estamos tratando de inculcarles otros géneros. Últimamente, hay estilos que promueven la violencia y la falta de integración social y familiar. Por ello, buscamos que conozcan diferentes alternativas musicales. Nosotros trabajamos sobre la línea de la música creativa −como lo es el jazz−, en donde es básica la improvisación y se requiere que el estudiante sea dinámico”.

El director de la Fundación confesó que el jazz requiere de mucho tiempo; pero, eso sí, es inmediato. Porque una vez que los niños entienden lo divertido que es estudiarlo, van desarrollando la parte de la improvisación. “Procuramos apoyarnos con iniciativa privada, donativos, empresas; a veces, dinero de gobierno; trataremos de seguir expandiendo las labores que hacemos”, finaliza.

Página Web: www.fundaciontonica.org

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