Con sus esculturas, el artista leonés nos devela su entorno, sus ideas y sus pasiones.
Por: Mario Preciado (IG: @mariopreciado_)
Fotografía: Diego Torres (IG: @torres8168)
En septiembre llegará a los 33 años de vida el artista leonés Juan Luis Potosí. Este apellido lo apropió por el mote que recibía de sus tías, por lo gracioso que sonaba junto a su nombre, lo cual le saca una sonrisa al explicarlo; su apellido real es Ramírez y en realidad no hay mayor relación con aquella ciudad y entidad del país. Es de trato amable y vive actualmente en San Miguel de Allende; sin embargo, visita León continuamente.
La vena artística proviene de su familia materna, pues su abuela perteneció al coro de Bellas Artes y una hermana de ella era dibujante. Al ir creciendo y maravillándose con lo que veía en los museos, fue descubriendo su gusto; pero cuando conoció el taller de Ricardo Motilla tuvo su gran revelación que lo inspiró a dedicarse a la Escultura.
Al conocer el trabajo del artista plástico, Juan Luis decidió matricularse en Diseño Industrial, carrera que le brindó las herramientas para construir tridimensionalmente, aprender de técnicas, materiales y creatividad. A mitad de la carrera había resuelto hacer el intento de entrar a Bellas Artes y, el no ser aceptado, lejos de ser una frustración le dio el coraje para iniciar su creación artística.
“Con la escultura me siento mucho más libre, porque es como hacer un dibujo al aire”
Pronto desarrolló una primera serie de esculturas hechas con pasta de celulosa, las cuales describe como pasionales. Aquel joven era hábil dándole forma a sus sentimientos, tenía sed de crear y cada obra que hacía lo inspiraba a seguir produciendo. Así llegó su primera exposición que montó en la Universidad de Guanajuato, donde fue afortunado con la venta, hecho que confundió lo que llama su motor creativo y provocó que le fuera difícil desarrollar la siguiente serie.
Después de diez años de trayectoria, ahora realiza cada año una serie bajo una temática distinta, que involuntariamente termina relacionándose con el contexto que habita en ese momento, “al hacer arte uno tiene que convertirse en el traductor de su entorno”, explica. Es así como ha pasado de trabajar la pasta de celulosa a la madera, el carbón, piedras, bronce y escombros, por mencionar algunos materiales, reproduciendo la figura humana y sumando otros elementos.
Recientemente desarrolló la serie ‘Teriomorfismo’, la cual lo llevó a explorar nuevos temas. Son piezas mitad humano y mitad animal que cuestionan el antropocentrismo de nuestra actualidad y que proponen, por el contrario, una visión biocéntrica de las cosas. Ver la vida de esa manera, asegura Juan Luis, le brinda tranquilidad y la armonía necesaria para ser más creativo.
Actualmente, desarrolla la investigación para un proyecto en Mérida que busca dignificar la herencia del henequén en aquella región; asimismo, participa junto a la Asociación de Amigos de la Biblioteca de Alejandría en un proyecto que yuxtapondrá las visiones acerca de la muerte que tenían tanto las culturas prehispánicas en nuestro país como la cultura egipcia. Y, por último, desarrolla biomateriales como el micelio en su propia casa, con el cual realizará piezas que sin duda le darán una vuelta de tuerca a su ya de por sí cautivante propuesta.
Instagram: @juanluispotosi