Entrevistamos al director Marcelo Tobar acerca de cómo su cuarto largometraje nos muestra el valor inmutable de la amistad.
Por: Mario Preciado (IG: @mariopreciado_)
Fotografía: Francisco Fernández / Cortesía
Los amigos son la familia que uno elige y hacemos bien al acudir a ellos cada vez que los necesitamos, así fortalecemos esa alianza que nos tranquiliza y nos da vida; y es que, a veces, terminan conociéndolo a uno mejor que nadie. Pues esta cinta, la cuarta del director y guionista Marcelo Tobar, trata de manera cómica acerca de ello. Es un grupo de amigos que, siendo muy jóvenes, planearon vivir juntos, una vez que llegaran a cierta edad, y alejarse del ruido de la ciudad y envolverse en un ambiente muy natural.
Pero esa idealización del futuro no contemplaba que cada uno evoluciona, que las personalidades cambian y, más aún, los planes individuales. La cinta nos lleva a ese reencuentro que toma lugar en la casa de Arenas (Juan Pablo Medina), adonde llegan todos para pasar unos días en los cuales queda de manifiesto que nada es como antes.
En la película toma un rol importante el hijo de Arenas, Lorenzo (Juan Pablo Hermida), quien a pesar de su corta edad y de estar afrontando la inevitable separación de sus padres, resulta ser quien mejor resuelve las cosas. Acerca de este personaje nos platicó el director en entrevista: “Justamente es una ironía cómica que el personaje más maduro y que tiene el temple más claro, sea el niño. De cierta manera, supongo que está inspirado en las nuevas generaciones (…) Veo una generación activista, obligada –desde jóvenes– a estar muy al tiro, teniendo que hacer luchas sociales y políticas, para rescatarnos del propio desastre que hemos provocado los adultos.
Me parecía bonito tener este personaje con quien me identifico porque yo soy hijo de padres divorciados y también me pasaba eso: de repente los adultos tienen sus problemas y no se dan cuenta de que los niños no son tontos, lo saben todo y pueden tomar decisiones más adecuadas que los mayores”, explica.
A pesar de las depresiones o frustraciones que puedan presentar algunos de los personajes, se vuelve relevante cómo el acompañamiento de los amigos es lo que al final saca adelante a las personas. “¿Era eso un mensaje que querías dejar?”, preguntamos al director. “Definitivamente, ese es el tema de la película. Incluso, yo creo que justamente en este tiempo de encierro que todos tenemos, nos dimos cuenta de cuáles son las prioridades en la vida y de que estamos llenos de un chorro de actividades y de cosas que no son tan importantes. La cercanía humana es algo de lo que más nos hace felices, lo que nos provoca querer seguir viviendo. Estamos muy contentos de que esta película esté saliendo ahora, porque me parece que justamente se adapta al mensaje que nos da el encierro que vivimos: el apreciar las cosas simples y, que los amigos, a quienes considero la familia adoptada, son lo vital que hace que la vida valga la pena”.