Texto: José Miguel Pazzi | Fotografía: Cortesía El Deseo

Treinta y siete minutos han transcurrido desde que se metió el sol y el tocadiscos oficia el tema predilecto del filme ‘Hable con ella’. Es Caetano y una suerte de mantra-huapango lo que inunda la habitación y da paso al ánimo de estas letras. Hablar de Pedro Almodóvar remite a degustar una estética compartida por el cine posmoderno, a indagar en sus historias que bien podrían estar escritas en primera persona y a rendirnos ante su destreza de conjurar personajes femeninos entrañables. Nada anticipo al decir que su sello es la autenticidad, es honrar la libertad extrema y la perspicaz ruptura de todo prejuicio.


Son muchos relatos los que circundan su nombre, desde su infancia hasta nuestros días en que se le reconoce como un portento del cine ibérico y acreedor de un buen puñado de premios internacionales. Pedro encontró respuesta y refugio siempre liado a una butaca de cine, es así que el carácter autobiográfico es evidente en su filmografía, una confesión extraordinaria plasmada en el celuloide.

Son casi 40 años de carrera y muchas las fuentes de inspiración que nutren su estilo. Por enlistar lo inmediato encontramos reminiscencias del Cine B, retratos desfachatados del vértigo urbano, coreografías de Pina Bausch y esa audaz labia tan española. Sí, la impronta almodovariana navega entre el surrealismo de Buñuel y el instinto de Saura. También de la pintura su cine abreva referentes visuales casi a calca perfecta, desde una textura hasta la recreación puntual de un cuadro; así evocamos en sus atmósferas las obras de Magritte, Hopper, Dalí y Lichtenstein, entre otros.

En lo personal, el estímulo más potente de su cine es la música, una bravía colección de boleros, tangos y antiguas coplas que adapta a su gusto como sinodal de sus tramas, ésas que nos pueden transportar a una realidad marginal o al terruño como destino obligado de sus personajes que atisban la muerte. Falta lo mejor, a Pedro le gusta hincar el diente en el suculento tópico escandaloso y provocador. No se guarda ningún titubeo en desnudar tabúes y temas censurados.

Pedro viaja de la comedia negra al melodrama, del amor al desamparo, de la farsa al esperpento y del thriller a la sátira con envidiable hipnosis y soltura, sin renunciar a su humor irreverente. Desde temprana edad quiso ser alguien que rompe esquemas y vuelca la anécdota personal en “momentos clásicos del cine”. Gracias a sus vivencias vueltas fotogramas, Almodóvar puede significarnos ya sea un coqueteo irrenunciable o un culto bajo veredicto, pero de lo que estamos convencidos es de que su trayectoria jamás podrá calificarse de desapercibida.

RECOMENDACIÓN : ‘Dolor y gloria’

Toda entrega de Almodóvar es un acontecimiento en sí mismo. Con el reciente estreno de ‘Dolor y gloria’, el director manchego llega al azaroso número 21, cantidad de películas que le sitúan en un puesto de honor en la historia del cine universal. Acompañado nuevamente por Antonio Banderas y Penélope Cruz, la película refiere a un cineasta en el ocaso, un viaje que va del temprano descubrimiento del cine al vacío que enfrenta ante la imposibilidad de seguir rodando. ¿Será ésta su película más personal?

Dirección y guión: Pedro Almodóvar.

Año: 2019.

País: España.

Reparto estelar: Penélope Cruz, Antonio Banderas, Susi Sánchez.