Encajar y destacar, este es el desafío planteado en la nueva sede de la oficina de seguros de Lareau, a cargo de la firma arquitectónica comandada por Maurice Martel.
Texto: José Miguel Pazzi
Fotografía: Adrien Williams
Instalado en una zona rural que parecía, a primera vista, no contar con cualidades estéticas, el proyecto Lareau tiene como objetivo inspirar la sencilla expresión de belleza y animar esta zona industrial hacia una adopción de mayor número de obras sensibles al diseño.
El programa arquitectónico de Lareau consta de dos volúmenes que separan los espacios de trabajo de las áreas comunes. El primer edificio con cubierta a doble vertiente cuenta con 50 oficinas en dos plantas. Para los empleados que pasan aquí gran parte de su tiempo, el aislamiento acústico resulta fundamental para proporcionar un entorno de trabajo agradable y productivo. Por su parte, la elección de hacer visible el techo permite que el lugar respire en altura, dando la impresión de que los pequeños volúmenes de trabajo flotan. Esta suerte de ingravidez se acentúa con un interiorismo natural y despejado: paredes blancas, suelos de hormigón gris, marcos de madera natural, abundantes fenestraciones e inserción de claraboyas.
El acceso al área común está enmarcado por una peque- ña pasarela, cuyo vidrio lateral deja entrever un árbol joven en pleno crecimiento. Esta zona enaltece el aspecto natural que le circunda, por ello se decidió plantar una serie de helechos al interior para que el área actuara a manera de cámara de descompresión entre los dos espacios. La elegancia y mesura que define al proyecto se percibe por doquier, gracia al empleo de azulejos blancos, muebles de madera clara, piso de concreto gris y techos blancos aparentes que se funden con todo lo demás. Orientado al sur, el edificio recibe al sol a través de muros cortina y aberturas acristaladas. El techo plano de este segundo volumen per- mite una futura ampliación si es necesario.
Lareau se yergue a un costado de la carretera, en medio de los campos, luciendo su madera oscura y una hermosa diagonal que estiliza el ángulo del techo hacia la estética rural, sin intención de impresionar, sino de convertirse en atenta invitación. La atmósfera clara y luminosa, que decora el interior de ambos edificios, contrasta con la envolvente exterior, dibujada por el abeto tintado. La puerta delantera, por la que entran los clientes, es del mismo estilo que la puerta trasera para los empleados, sencillez que se refleja en la totalidad de la obra. Cada atención al detalle, incluido el aislamiento, convierten a Lareau en un logro elegante que equilibra la sencillez rústica con la audacia contemporánea.
Arquitectura: Maurice Martel architecte
Diseño de Interiores: Linda Fillion
Ubicación: Napierville, Quebec, Canadá
www.mauricemartel.com