Texto: Carolina Cázares | Fotografía: Juan Carlos Casillas / Claudia Huizar
Claudia Huizar Robles nació en 1982. Pero en el 2006, de la mano de Waldo Saavedra, artista plástico cubano, renacería en medio de una casualidad.
¿Cómo pintar así? Así se pinta: con las brochas en las manos. En el piso. En aquel estante. La pintura en los zapatos, en el rostro, en la mirada del alma. Pintar en medio del abismo. De la realidad que duele. En medio de la carcajada. A través de una charla. Pintar en la tierra mexicana.
Un resumen diría lo que sigue: que Claudia Huizar Robles, originaria de Colotlán, Jalisco, nació en 1982. Pero en el 2006, de la mano de Waldo Saavedra (artista plástico cubano), renacería en medio de una casualidad. Descubriría que el destino lleva máscaras de colores y te atraviesa directo al corazón. Posteriormente, Claudia desafiaría los misterios de la curiosidad y rompería las barreras impuestas para saber los significados que van más allá de lo evidente Desde entonces, no pararía de sentir, crear y apasionarse
La voz y la piel de Claudia se descifra a través de sus pinturas; reflejo de un significado amplio, misterioso, simbólico. Su lenguaje desmaterializado de la obra física se transforma en la dualidad entre la técnica y los sentimientos. “No sé si mis cuadros hablan de mí o yo hablo a través de ellos. El proceso creativo es un misterio. Al final, la metamorfosis es bidireccional, va hacia la pintura y mi esencia. Mi obra podría expresarte la libertad por medio de un brochazo desprejuiciado o la realidad en pinceladas detalladas”, refiere la artista plástica. La voz y la piel de Claudia, son el infinito. Lo absurdo, el error, el acierto. La luz de la poesía, la melodía de la música, el caos de un temblor.
“Hay quien dice que fui yo el primero en olvidar”, canta Joaquín Sabina en un escenario de Querétaro. En medio de la tonada, baja poco a poco −en cámara lenta− ‘Peces de Ciudad’, obra pictórica de Claudia Huizar.“Pintar el mundo a través de mis ojos. El amor como lo siento. La música como la veo. Cada tema tiene un símbolo, un porqué y un para qué”, nos dice la pintora con sus grandes ojos brillantes. “Por mis sueños va, ligero de equipaje” sigue cantando Sabina, “mi corazón de viaje, luciendo los tatuajes de un pasado”.
“El arte es el reflejo de cada momento histórico. Hay una frase de un poeta alemán (Bertolt Brecht) que dice: ‘La crisis se produce cuando lo viejo no acaba de morir y cuando lo nuevo no acaba de nacer’, yo cambiaría crisis por tiempo. Últimamente pasan tantas cosas que para mí, en lo cotidiano, en el día a día, encuentras el significado de la vida y ahí mismo se encuentra latente el tiempo”.
Delatar la realidad a través del arte para hablar de los acontecimientos a los que la historia no puede llegar. Pintarlos con honestidad, con significados de esperanza, de gloria o de melancolía. Poner puntos de partidas en forma de paletas a cada paso, transformar libelulas en sueños, llaves en entradas al más allá, la conciencia en desafío a lo establecido. Claudia Huizar renueva de manera constante los significados, no se estanca en una técnica pero cuida cada detalle, cada mezcla de color. Pinta de manera autodidacta, con el instructivo de las pasiones hacia el arte en las manos, con las brochas en el corazón, los latidos del arte en la mirada.