¿Cuántas veces no hemos escuchado: “¡tú solo échale ganas!”?
Texto: Hugo Jaramillo
Fotografía: Cortesía
¿Cuántas veces no hemos escuchado: “¡tú solo échale ganas!”?
Esta expresión suele generar polarización, pues hay quienes, y con buenos fundamentos dicen: “echarle ganas no es suficiente” y tienen razón, cuando menos en lo que a la práctica se refiere, pues, objetivamente, si para lograr algo se quisiera depender únicamente del “echaleganismo”, definitivamente no será suficiente. Te explico brevemente el porqué:
Para lograr algo, primero debemos saber “qué” es lo que queremos. Luego, saber que para lograr eso que queremos, debemos transitar a través de un proceso y que, por si fuera poco, ese proceso requerirá conocimiento, habilidad y humildad porque en muchas ocasiones no sabemos que no sabemos, es decir, ignoramos que nuestro conocimiento o habilidad actual no es suficiente para estar a la altura del reto y, cuando nos damos cuenta, puede ser muy doloroso reconocer que necesitamos trabajar primero en nosotros antes de estar en mejores condiciones de lograr el objetivo.
Ahora imagínate que no se tiene contemplado nada de esto y entonces alguien dice: “tú solo échale ganas” … ¿Qué piensas que va a pasar? ¡Pues que no funcionará! Hay que aclarar, sin embargo, que echarle ganas sí es parte de la ecuación; sólo que no será suficiente, a menos que se encuentre en dicha ecuación todo lo demás que acabamos de mencionar.
Por lo tanto, es adecuado cuando tienes claridad del objetivo que deseas lograr, es decir, que no solo sea deseable sino creíble. Luego, debes tener un plan; un proceso que te permita verificar los avances realizados, pues son éstos los que alimentarán tu motivación para seguir caminando cuando las cosas se pongan difíciles. Y, en su caso, deberás estar abierto a la posibilidad de invertir en la adquisición de conocimiento y desarrollo de nuevas habilidades (crecimiento personal) y… hasta entonces, sólo entonces: ¡Sí! ¡Échale ganas! ¡Échale muchas ganas! Y no te arrepentirás jamás de haber puesto todo lo que tienes en todo lo que hiciste.
¡Hasta la próxima!