UNA ACTRIZ CON LOS PIES EN LA TIERRA.

Texto: Laura Durán | Fotografía: | Styling: Pablo Rivera

“El teatro te va a dar algo que jamás te da el cine. El cine es maravilloso y no le critico nada, al contrario, me parece increíble, pero no tiene lo que tiene el teatro, que es la presencia viva, el encuentro vivo entre actores y el público; eso va a hacer que el teatro sobreviva en todas las generaciones, porque lo define y no se puede sustituir por nada”.

Hoy, a sus casi 50 años, Marina de Tavira se considera una mujer que tiene mucha claridad sobre las cosas que quiere hacer, pues trata de no perderse en el camino. Sus mayores prioridades son el ser mamá y actriz, suele moverse entre las dos cosas buscando un equilibrio.

Desde muy pequeña sus padres la llevaron al teatro, no solo a ver obras infantiles, sino de todos los géneros. “Yo supe que quería ser actriz desde antes de los 6 años, lo tuve clarísimo, vi lo que sucedía arriba de un escenario y me dije, yo quiero pertenecer a este mundo. Lo tenía muy claro, no tengo ningún recuerdo en mi infancia de haber querido hacer otra cosa”.

Sus primeros pininos delante de la cámara los realizó con estudiantes de cine de escuelas como el CCC o el CUEC (hoy Escuela Nacional de Artes Cinematográficas de la UNAM), los cuales utilizaban a los alumnos de actuación para sus cortometrajes en donde le tocó trabajar con Natalia López, Álvaro Curiel y Mariana Chenillo, directora con la cual años después trabajó nuevamente para su ópera prima “Cinco días sin Nora”.

Su primera oportunidad en un largometraje fue de la mano de la directora Busi Cortés, una mujer que admiraba gracias al tipo de películas que hacía, y las cuales veía deseando ser parte de ellas.

Para ella el ser actriz “es ser un portador, un espejo o un medio por el cual transita algo, que le podemos llamar ficción o personaje, cuyo objetivo es comunicarse con el público. Es decir, eres una especie de medio a través del cual pasa la obra y lo que encarnas en un personaje, para que se pueda comunicar con las y los espectadores. Es entregar un mensaje de alguna manera, que vive, que se vuelve vida dentro de ti”. Ama esa relación directa con el público, esa sensación que nos puede dar a través del teatro o de la vida actoral.

En el 2012, junto al director Enrique Singer, forman Incidente Teatro, una productora de teatro independiente profesional con la cual ya ha producido y protagonizado más de 8 obras.

Nos confesó que la parte mediática que vivió en el 2019 gracias a su nominación al Oscar como actriz de reparto por la película “Roma” fue algo hermoso y que atesora muchísimo.

Es algo que no se esperaba, pues al venir del mundo del teatro, un mundo que tiene un nicho más oculto, le abrió puertas, pero sobre todo visibilidad, algo que la hizo crecer muchísimo y la dotó de seguridad en ella y en su trabajo. Además, en el tour de medios vivió momentos maravillosos y conoció gente increíble como Cate Blanchett (una de las actrices que más admira), el escritor Salman Rushdie y, por supuesto, las actrices con las que compartía nominación: Regina King, Emma Stone, Rachel Weisz y Amy Adams.

En este 2024 ya ha protagonizado dos obras teatrales, y el próximo 3 agosto, en el Centro Cultural del Bosque, Teatro Julio Castillo, estrena una corta temporada de 20 funciones de la ya conocida obra “Un tranvía llamado deseo”, del dramaturgo Tennessee Williams, producida por 25 Producción.

“Nos estamos ciñendo al texto tal cual, para contar la historia desde ahí. Blanche y su hermana Stella son criadas solamente para agradar, a través de la educación femenina del siglo 19 y en cierta clase social, que no les permitía otra opción que ser educadas para el matrimonio.

Sin embargo, Blanche es una mujer con un profundo amor por la poesía, por el arte. Blanche no puede entender el mundo que escoge su hermana Stella, que es el mundo de su marido Stanley, que es el otro gran personaje, el de la clase laboral, el de la clase que tiene que ganarse el día, aquel de la migración en Estados Unidos que en ese entonces vivían para la supervivencia”.

Marina interpreta a Blanche, un papel que la tiene vuelta loca, la despierta y no para de estar en su mente, un personaje que le ha robado su atención al 100%, de los que más le han costado en su trayectoria, pero aquel que cuando comenzó a estudiar actuación siempre deseo.

“Es un personaje que me ha robado el alma, no sé como decirlo, porque justamente deambula entre la manía, la depresión, el alcoholismo, está totalmente desamparada, pero al mismo tiempo sigue teniendo delirios de grandeza y de pertenecer a un mundo que está en extinción. En fin, tiene tantas caras que me tiene todo el tiempo obsesionada, pensando”.

Una obra que a pesar de que se estrenó en 1948 y luego se filmó en 1950 con casi el mismo elenco, hoy en día nos sigue mostrando situaciones de nuestra realidad y de una lucha que se ha llevado por años.

“Lo que hemos logrado y desde cuándo se está luchando, y lo que todavía nos falta, porque todavía hay violencia doméstica, estamos en el país donde hay más feminicidios. La obra trata sobre esto, porque muchas veces sucede dentro de una pareja y es el hombre quien comete y ejerce la violencia, y muchas veces termina en feminicidio. También habla de la salud emocional, por suerte a mí en la vida el teatro y la maternidad me ayudan a tener mucho equilibrio, pero yo creo que después de la pandemia hemos empezado a hablar asuntos que tienen que ver con momentos de ansiedad o con sentir algo que a veces no podemos compartir porque creemos que estamos solas o solos en el mundo. Lo que quiero decir, es que hay muchas cosas que le pasan a Blanche que a veces vivimos en silencio y que tienen que ver con momentos de tristeza, de depresión o de ansiedad, y me gusta mucho tener un personaje que nos muestra a todas y todos que esas emociones nos pueden pasar a cualquiera y no estamos solos”.