Mariano ha explorado distintas áreas que la Arquitectura puede permitir, aunque los proyectos que más le han traído satisfacciones son aquéllos que detonan la actividad de la ciudadana en el espacio público.

Por: Astrid Pimienta | Fotografía: Diego Torres (@torres8168)

Mariano Arreola Calleros desprende energía. Su trayectoria profesional abarca desde proyectos particulares, obra pública, docencia, investigación, publicaciones y curaduría museográfica. Sin embargo, el dinamismo que lo caracteriza y que lo ha llevado a abordar una gama tan amplia en su actividad profesional tiene un enfoque muy claro: la arquitectura y la ciudad.

Maestro en Diseño Arquitectónico por la Universidad De La Salle Bajío, el interés de Mariano por las cuestiones de diseño proviene de la infancia. Desde juegos con la pandilla que implicaban construir refugios y caminos hasta una fuerte sensibilidad familiar por temas artísticos, formaron un perfil en que la convicción por la arquitectura quedó plasmado de raíz.

La colaboración desde temprana edad con su hermano, así como la estancia en París que realizó al terminar la licenciatura, fueron etapas que también marcaron la importancia de la arquitectura. En sus palabras, ésta “se vuelve parte de la vida: para comprenderla y ejercerla tienes que vivirla”.  


“La arquitectura se vuelve parte de la vida: para comprenderla y ejercerla tienes que vivirla”.  

Si bien, Mariano concede que hay diferentes grados de importancia y cariño de acuerdo a la escala de los proyectos que ha realizado, reconoce en la intervención de la pista de skate del Parque Hidalgo un proyecto que lo ha tocado en lo personal. Por un lado, porque es un lugar en el que él mismo llegó a patinar, pero sobre todo, por haber sido una intervención detonante de actividad ciudadana en el espacio público, en el cual el mayor reto es la forma en que las personas se apropian del sitio y los objetos diseñados.

Tanto esa intervención como el proyecto de la exposición en Mi Museo Universitario La Salle acerca del movimiento moderno y la obra del arquitecto Agliberto Llamas en León como una manera de estudiar, mostrar y comprender la rica historia de la transformación urbana, marcaron en Mariano una perspectiva en que la arquitectura es el testigo fiel del crecimiento y la evolución de la ciudad. Es por esto que su enfoque implica ser un agente que en vez de sólo absorber recursos de la ciudad, aporte a su mejora por medio de la arquitectura.

Conocer las diferentes fases de la obra de Le Corbusier y otros arquitectos modernos en París le permitieron a Mariano reflexionar acerca de la evolución profesional y humana. Si bien no se declara seguidor de un referente específico, admira el espíritu transgresor y de cambio que caracteriza a la modernidad como etapa. En la música, su otra gran pasión, le sucede algo similar: el gusto por una amplia gama entre lo clásico y lo alternativo lo lleva a profundizar en ciertos géneros y artistas, analizando sus fases, orígenes e influencias.