Cabo House se distingue por sus formas puras, la simpleza del mobiliario, áreas despejadas y el empleo de colores neutros.

Fotografía: Marcos García.
Texto: José Miguel Pazzi.
Arquitectura: Dellekamp Arquitectos.
Dirección de proyecto: Derek Dellekamp & Jachen Schleich.
Equipo: Alin Vázquez Wallach, Alejandro Aparicio, Benoist Rouel-Brax, Geoffroy Arnoux.
Diseño bioclimático: Ecoestudio.
Diseño de iluminación: Luz en Arquitectura.
Diseño estructural: Óscar Trejo.
Instalaciones: Ubaldo Velázquez.
Ubicación: San José del Cabo, Baja California Sur, México.
www.dellekamparq.com

Entonces, ¿qué es habitar? Me viene a la mente para abrir estas líneas una de las más sugestivas metáforas para versar sobre el espacio habitable: el laberinto. Con ello, atrevo a referirme a un recorrido en busca de sentido, a encontrar parajes tan diversos entre sí que logren conectarnos con toda la complejidad de nuestras emociones, a su vez, fundirnos en la perfecta secuencia de una obra que incita a la mejor de las atenciones por parte de quien la transita.

Así es Casa Cabo, un apacible refugio que convoca a residentes, invitados y entusiastas de la arquitectura a convivir con las condiciones particulares de un entorno árido, de temperaturas elevadas, vientos secos y una vegetación endémica peculiar. El inmueble nace de plataformas construidas con la misma tierra del lugar que descienden suavemente a la par de la pendiente del terreno. Su diseño ostenta muros de tierra compactada que parece emerger de la arena, entre rocas y plantas, soportando las armaduras de las techumbres, brindando privacidad al interior del espacio y enmarcando una memorable vista hacia el mar.

Cuatro techos monumentales a dos aguas definen a la cubierta que parece levitar sobre una concepción sobria y contundente del interiorismo, siendo pieza clave en la configuración de la jerarquía en cada uno de los espacios. Entre los diferentes volúmenes se entretejen jardines y pasillos hasta desembocar en un patio central interior que convierte el área publica en el corazón de la casa, rematando con una alberca que mimetiza con el horizonte del mar.

No creo en ningún término sino la funcionalidad para rendir total justicia al diseño de interiores de esta obra, de carácter tan amplio como bien reflexionado. Lo realmente relevante es acentuar los valores propios de esta obra, como la idea de las formas puras, la funcionalidad y la simpleza del mobiliario, el despojo de la sobre ornamenta, las áreas despejadas y los colores neutros, creando en conjunto escenarios de elegancia monocromática.

Casa Cabo exhibe un interiorismo igualmente laberíntico, como si la voz de su diseño terminara de dictar la idea del usuario de desear –saber– habitar el espacio. La selección de decorados y muebles empata de forma absoluta con el carácter abierto de la residencia, logrando a partir de ellos definir el marco de discusión sobre las estrategias de convivencia personal y colectiva, delineando las formas de intimidad, de articulación y de trayectorias, todas regidas bajo la consonancia de dominar el laberinto.