Alta Fibra: Un gran sueño que más tarde se convirtió en una decisión llena de convicción por poner un negocio.
Texto: Matty Guzmán
Fotografía: Enrique “Oso” Esquivel
Tras atravesar una crisis económica esta familia de 5 integrantes tuvo un gran sueño que más tarde se convirtió en una decisión llena de convicción por poner un negocio, todos con la camiseta puesta para hacer que funcione; y no solo funcionó, sino que cambió sus vidas para siempre.
Bastó una persona para confiar en la familia que quería emprender: Francisco Vara Ibarra, fundador de la marca Alta Fibra en 1995 de Guadalajara. Él creyó en ellos, y les transmitió todos los conocimientos que conlleva uno de los oficios más antiguos y nobles que existen: La Panadería.
Fue así como los nuevos panaderos morelianos abrieron sus puertas un 3 de julio de 2004 en el Boulevard García de León, cautivando desde el día uno hasta la fecha, para demostrar el porqué de su antiguo slogan: “Este pan es otra cosa”.
Fuese como fuese, en las buenas y en la malas, siempre estaban los 5 integrantes. Gracias a ello, el proyecto funcionó desde el día uno; y poco a poco, con amor, trabajo y recomendaciones el boca en boca hizo de las suyas hasta que Alta Fibra tomó forma y fue creciendo cada vez más.
En 2008 abrieron la sucursal en Villa Universidad; y para ese entonces ya dominaban el arte de las masas, la levadura y el horneado parejo. Fue entonces que se aventuraron a estrenar un horno giratorio y una camioneta. Las anécdotas de panes echados a perder o de masas que tenían que tirarse a la basura ya eran parte de la historia que los hacía reír y recordar con cariño sus inicios.
En 2011 se ampliaron hacia el centro de la ciudad, abriendo un despacho en la plaza de San Francisco. Y en 2015, dos integrantes de la familia migraron a la ciudad de Querétaro y continuaron este proyecto allá con dos panaderías más en Los Arcos y Juriquilla.
“Hoy, a 19 años de la apertura, puedo decir con mucho orgullo que este proyecto que inició como un sueño de 5, ahora lo compartimos con un gran equipo de trabajo, personas valoradas y queridas, que día a día se comprometen y dan parte de sí en esta gran labor”.
Por ello, manifiestan estar muy agradecidos con sus clientes, que los siguen y llevan sus panes dulces o salados a sus hogares, a sus mesas; “es un privilegio contar con su confianza, lo cual nos hace seguir comprometidos con la calidad de cada producto elaborado”.
Su filosofía consiste en ofrecer a sus clientes, a través de una excelente atención, una gran variedad de pan con alto contenido en fibra dietética, así como otros productos como yogurt, rompope, miel, galletas, etc. cumpliendo durante todo el proceso de su organización con altos estándares de calidad e higiene.
“Cada mañana desde muy temprano estamos en Morelia y Querétaro en lugares acogedores ofreciendo un pan de sabor único, gracias a nuestros clientes asiduos y esta historia se sigue escribiendo…”, finalizó Carlos.