Hoy, más que nunca, siente el llamado a crear comunidad. Así surge su extraordinaria idea titulada ‘Macondo‘, un colectivo de industrias creativas.
Texto: Matty Guzmán
Fotografía: Enrique “Oso” Esquivel
Ana Busso siempre lo supo, lo suyo era el arte. Tuvo la fortuna de crecer en un hogar en donde las conoció todas; desde pintura y fotografía, hasta ballet y diseño. El área artística fue inculcada por sus padres desde que era niña.
Así como a muchos, a ella también le contaron la historia de que Morelia no sería la ciudad ideal para desarrollar esa creatividad que vivía en su cabeza; o que no era el lugar para ejercer su pasión.
En ese inter, viajó a Francia para aprender mucho más que el idioma, fue el lugar en donde descubrió a muchos más como ella, talentosos, artísticos y apasionados. Aunque, en ese país se encontró también con una notable diferencia, ya que en Francia están acostumbrados a trabajar bajo el lema de la colaboración y de la no competencia.
Viajar a Francia le permitió a Ana Lucía no sólo aprender su idioma, sino conocer gente igualmente creativa y descubrir las posibilidades del trabajo colaborativo.
Tolón fue la primera ciudad francesa que la recibió, ahí pudo aprender y perfeccionar varias técnicas, al mismo tiempo que estudiaba en Bellas Artes. Conoció a personas de todo tipo y de todos los giros. “Organizábamos conciertos y montábamos escenarios, por lo que tocaba conocer de iluminación, diseño, carpintería, etcétera”.
Cuando tuvo que regresar a su país sintió que, después de haberse casado con el trabajo en equipo y explotar el arte al máximo, volvía a un lugar en donde no se creaban las mismas oportunidades. Aspiraba a algo más que a dar un paseo por el boulevard.
El reto principal llegó cuando se propuso dejar de buscar esa oportunidad para empezarla a crear. Quería saber cuán grande era su sueño y de lo que era capaz. Platicando con amigos, se dio cuenta de la cantidad de personas que se encontraban en la misma situación.
Conoció a César, su actual esposo y quien es propietario de Be Lounge, negocio de mobiliario para eventos. En ese punto se convenció aún más de la necesidad de muchos de sus clientes por tener productos y servicios hechos en México, productos locales de nuestros artesanos.
Desde entonces, ha puesto todo su esfuerzo en impulsar esto lo más posible, diciéndole adiós a la mala calidad de los productos pirata, dándole valor a lo que tenemos aquí. No ha dejado de lado su amor a la pintura y la escultura; de hecho, desde que inició la pandemia, ha trabajado noche y día para tener una gran colección. “Cuando pinto, plasmo lo que hay en mi mente. Lo gozo y me da paz”.
Después de meses de encierro social y encuentro personal se ha descubierto en una faceta más auténtica, simple y real. Hoy, más que nunca, siente el llamado a crear comunidad. Así surge su extraordinaria idea titulada ‘Macondo’, colectivo de industrias creativas que busca recopilar a ilustradores, ceramistas, fotógrafos, diseñadores, pintores y cualquier artista que haga algo diferente. Juntos pretenden luchar contra la idea de que en Morelia no hay nada qué hacer, dándole vida a los majestuosos monumentos arquitectónicos con los que cuenta la ciudad para exponer el talento de su gente.