Un artista que conmueve al comunicar la condición humana en sus diferentes planos
Por: Jania Salcedo
Fotografía: José Eduardo Crosby
Declarando su trabajo como una extensión de su ser, el artista toluqueño tiene la intención de reflejar en cada una de sus obras quién es y cuál es su visión del mundo, entregándose por completo al lienzo a partir del proceso de transformación de las materias primas, ideas y emociones. El dibujo ha estado presente en toda su vida como una forma de transportarse hacia un universo interior que le genera mucha satisfacción y, con la finalidad de seguir esa voz interior, estudia y posteriormente trabaja como arquitecto durante varios años.
Sin embargo, una visita al Museo del Louvre en París, Francia, enciende el recuerdo de su inquietud por el dibujo y en particular por la pintura, una revelación lo impulsa a seguir su camino como pintor. A su regreso a México, ingresa como aprendiz en el taller del maestro Jaime Rueda y, posteriormente, continúa su formación artística en Florencia, Italia. Finalmente cierra su etapa formativa ingresando al taller de Técnicas y Materiales de la Pintura con el maestro Luis Nishizawa, dando así inicio a su actividad profesional determinando que el dibujo y la pintura son su lugar y objetivo en el mundo, y consciente de que estos son los medios que habrán de conducirle a encontrar la armonía y la felicidad.
Considerándose un artista figurativo, el ser humano es el protagonista de sus lienzos representando aquello que nos hermana y unifica como especie, donde la búsqueda por la excelencia mediante el dibujo y la composición es indiscutible. “[Utilizo] todo el arsenal de conocimientos técnicos, conceptuales y emocionales alcanzados hasta ese momento en particular para obtener la mejor imagen posible […] y lograr la ilusión de volumen y la sensación atmosférica que genera el impacto de la luz sobre los cuerpos”.
Experiencias cotidianas tales como despertar al alba, conversar con los amigos, escuchar alguna pieza musical o la lectura de un buen libro, son algunos referentes de soporte para su creación. No obstante, Mañón desarrolla sus imágenes principalmente bajo sus propios impulsos y las sensaciones que va descubriendo a lo largo del proceso. “No creo en la inspiración, creo en la disciplina y en el trabajo realizado con amor. […] intento entregarme en cada obra con el anhelo de que mis imágenes despierten o estimulen algún tipo de emoción en el observador”, finaliza el artista.
A lo largo de su carrera ha expuesto su trabajo en distintas exposiciones individuales y colectivas. Destacan sus exposiciones individuales Los dueños de venados en la Casa de la Cultura (Metepec, 1996), Memorias en el Museo Felipe Santiago Gutiérrez (Toluca, 2007), Las estancias del Ser en el Senado de la República (CDMX, 2015) y Ceguera y Claridad en el Museo Torres Bicentenario (Toluca, 2018) y en el Museo del Pueblo (GTO, 2018/2019). En cuanto a colectivas, resalta Tianguis de Arte en el Museo de Arte Moderno (Toluca, 2005), Visión contemporánea del retrato en el Museo Felipe Santiago Gutiérrez (Toluca, 2009) y Sin Comisario en el Museo de Arte Moderno (Toluca, 2015).
Siendo la pintura su vocación y parte fundamental de su vida, Mañón se encuentra trabajando en varios proyectos simultáneamente. Colabora en un proyecto editorial con un amigo escritor produciendo ilustraciones de portada e interiores para sus libros. Asimismo, trabaja en obras por encargo. También dedica una parte de su tiempo a la preparación de cursos y talleres que lanzará próximamente, así como en el desarrollo de dos proyectos de pintura que ha estado trabajando por meses, y que serán develados a mediados del 2024.
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