Por: Gerardo Fabre “El Biut” (@elbiut)
Bélgica es actualmente una de las pocas monarquías de Europa, y fue uno de los países fundadores de la Unión Europea y la OTAN. Su diversa cultura cuenta con influencias francesas, flamencas y alemanas, y su arquitectura te hace sentir como en un cuento de hadas que te invita a adentrarte en las historias y leyendas que se cuentan sobre algunas de sus ciudades.
Su capital, Bruselas, ofrece grandes palacios, museos y galerías que reflejan la importancia del Art Nouveau, y además, es base para de ahí partir y visitar lugares belgas como Brujas, Gante, Amberes, Dinant, entre otros.
Bélgica es un país que se considera bastante seguro, de los mejores para visitar si te interesa tener una aventura en bicicleta, ya que cuenta con el carril bici más asombroso del mundo en la reserva natural de De Wijers, un recorrido de 212 metros que parece dividir en dos las aguas de un estanque lleno de vida animal.
En la parte gastronómica, Bélgica cuenta con más 120 restaurantes con estrella Michelin. Y si eres amante del chocolate, te recomiendo que antes de irte no te vayas sin probarlos; puedes encontrar más de mil opciones diferentes. También es casi un requisito probar su exquisita cerveza.
En mi viaje yo me enamoré de tres ciudades belgas: Brujas, Gante y Dinant, las cuales están llenas de historia y cultura.
BRUJAS
Es sin duda el destino más visitado en Bélgica después de Bruselas. Se caracteriza por sus edificios medievales y las leyendas que se cuentan sobre ella.
De los lugares a visitar en Brujas está La Grote Markt, donde puedes encontrar su famoso campanario del siglo XIII en una torre de 83 m de altura que puede ser visto desde cualquier punto de la ciudad; o la Basílica de la Santa Sangre, que alberga un trozo de tela con la sangre de Jesús y cuya historia de cómo llegó ahí sigue siendo un misterio.

Brujas también es conocido por sus canales y puentes que datan de hace más de un siglo; si decides recorrerlos en lancha, es muy probable que veas cisnes, los cuales andan por los canales o en grandes grupos en Minnewater, el Lago del Amor. Estos animales se han convertido en uno de los símbolos de la ciudad y, por supuesto, también cargan con una leyenda. Uno de los administradores de Maximiliano de Austria era Pieter Lanchals, cuyo apellido en neerlandés significa “cuello largo”. Cuando fue ejecutado por el
pueblo en 1488, Maximiliano ordenó que la ciudad mantuviera los cisnes hasta la eternidad.
GANTE
Esta ciudad conserva una belleza encantadora. Menos explotada por el turismo que sus vecinas, Gante, al igual que, recomiendo sí o sí conocer el Castillo de los Condes, una
majestuosa fortaleza del siglo XII que fue residencia de los condes de Flandes; la Catedral de San Bavón, donde se encuentra una de las pinturas más influyentes del arte
occidental: el políptico ‘La Adoración del Cordero Místico’, obra de los hermanos Van Eyck; o la Iglesia de San Nicolás, una estructura gótica con una historia fascinante
y múltiples reconstrucciones, la cual es parte de la famosa línea de torres de Gante.
Esta famosa línea de torres de la que te hablo es una razón muy importante para pasar una noche en esta ciudad, la cual ha recibido premios por la iluminación nocturna de sus
monumentos. Por un lado, un campanario, Patrimonio de la Humanidad, el castillo de los Condes de Flandes, la Antigua Lonja del Pescado o el puente de San Miguel. Mirando hacia el canal, se pueden ver los antiguos muelles de Graslei y Korenlei, y girando la vista a la derecha, aparecen las torres alineadas de la iglesia de San Nicolás, el Ayuntamiento y la catedral de San Bavón.
DINANT
Al igual que las demás ciudades de Bélgica, puedes llegar a Dinant en tren. Capital de la región de Valonia, este hermoso destino es sumamente fotografiable y su nombre deriva del celta «Divo Nanto», que significa «Valle Sagrado». La ciudad está espectacularmente encaramada en las estrechas orillas del río Mosa. Actualmente puedes tomar un paseo turístico por este río y admirar el bello paisaje.
El Castillo de Vêves es de los lugares más visitados junto con la imponente Notre-Dame de Dinant. Construida en piedra caliza de Visé y en estilo gótico, no fue completamente terminada hasta el siglo XVI. Varias veces dañada e incluso quemada en 1914, fue renovada de nuevo entre 1919 y 1924.
Dinant es muy pequeño, por lo que en medio día lo puedes conocer y la estación de tren está a muy corta distancia de varios de los lugares más importantes y bonitos de Dinant. A lo largo de la ciudad podrás ver muchos saxofones, ya que ahí Adolphe Sax, creador del saxofón, creció. No olvides entrar a alguna de las cafeterías o restaurantes y probar la famosa tarta de queso o los couques, un tipo de pastel típico de Bélgica que se prepara con harina de trigo y miel.
Espero que, si te decides pisar tierras europeas, agregues a tu lista de destinos Bélgica, que te sorprenderá y enamorará tanto como a mí.