El nuevo hotel boutique en el corazón de la Ciudad Blanca ofrece una experiencia inédita de hospitalidad en la península de Yucatán.
Por: Daniela Enciso y Cortesía de Cigno
Fotografías: Cortesía de Cigno
Abre sus puertas en Mérida, un espacio donde el pasado de la Ciudad Blanca se fusiona con una experiencia inédita que cautiva los sentidos de los nómadas contemporáneos. Entre las calles adoquinadas del popular barrio La Ermita, en el centro histórico de Mérida, se encuentra Cigno, un hotel boutique con un espíritu sin igual.
Con su mobiliario y elementos decorativos, que fusionan materiales orgánicos, dan vida y textura a la belleza de lo tropical. Cigno recupera la arquitectura centenaria de una casa yucateca del siglo XIX, donde el confort se siente en cada rincón, su restauración estuvo a cargo del arquitecto Roger González, quien enfatizó en un estilo neoclásico-ecléctico que le da al hotel una personalidad singular.
En el interior se conservaron los techos altos que favorecen un ambiente refrescante y pisos con mosaicos de pasta, todo el hotel provee una sensación de amplitud y frescura. Las piezas únicas que adornan el lugar fueron trabajadas por maestros ebanistas y artesanos de comunidades locales.
En el proceso de rehabilitación se aprecia la revalorización del chukum –una técnica ancestral de trabajar el estuco que se empleaba en las pirámides mayas–, aportando un aspecto de honesta rusticidad que armoniza con las cenefas y molduras antiguas. En uno de sus muros se proyecta el detalle evocador de las grandes travesías con un mural de La Ermita de Santa Isabel —también denominada iglesia de Nuestra señora del buen viaje—, que se ha inspirado del boceto incluido en el libro “Incidents of Travel in Central America”.
Mérida es un lugar precioso, y Cigno se encargó de hacer sentir a cualquiera que llegue a visitarlos, toda la herencia y cultura del estado, logrando que el tiempo transcurra de manera plácida. Invitando a hacer una pausa, puede ser en su biblioteca, patio principal con su alberca rodeada de una vegetación increíble o admirar el horizonte infinito al abrigo de los árboles que se encuentran en su segunda piscina en la terraza superior de este oasis citadino
Rasgos como muros de un blanco impoluto, una paleta cromática de tonos terracotas, sus techos con vigas de madera y los pisos de pasta en matices azules con el motivo “canage” evocan la estética vernácula de las haciendas enclavadas en la selva y el colorido de los cenotes.
Además de sus playas, Yucatán es altamente reconocido por su gastronomía, las personas que van visitarlo buscan probar sus platillos más típicos. En Cigno se rinde un homenaje a los sabores locales, su restaurante está a cargo del chef Ángel Peláez, quien retoma las recetas fundamentales y apuesta por la gastronomía contemporánea, logrando creaciones originales en las que destacan: el ceviche de palmito o el risotto de camarón.
Su mixología integra una cava cuidadosamente curada, con una amplia selección de vinos, que se disponen en sus dos bares, lobby, en la terraza superior y en Aljibe, uno de los secretos mejores guardados de Mérida, que se encuentra al interior de la propiedad.
Para hacer de tu viaje una experiencia completa, el hotel boutique complementa la estadía con sesiones particulares de yoga, masajes y clases de mixología, botanas y cocina yucateca.
Para los espíritus aventureros se disponen de paseos en bicicleta por la ciudad, además de recorridos por las zonas arqueológicas de Chichen Itzá y Uxmal, kayak en los manglares, cursos de apnea y sesiones fotográficas subacuáticas en los cenotes.
Cigno es un refugio para los nómadas contemporáneos en el corazón de Mérida.