El arte, la decoración, lo familiar. Una dupla que encontró en lo bello una noble manera de ser y recrearse.

Texto y fotografía: Mario Preciado (IG:@mariopreciado_)
Locación: Torre 40 Lumière

Claudia Cristina Velasco Padilla es una artista multifacética, una mujer conectada con su esencia y el entorno. Lo revelan sus cuadros; contemplarlos es adentrarse a un universo de formas orgánicas y colores cautivantes, potenciados con simbolismos y trazos que develan figuras de lo cotidiano.

Siempre estuvo rodeada del arte, ya fuera por su mamá, Cristina Padilla de Velasco, quien la encomendó a tomar clases de pintura desde pequeña; o de su abuela Elena, quien emocionada le mostraba las postales que traía del Museo Louvre y le hablaba de los artistas que allí se exhibían.

Su máximo era estar rodeada de pinceles y de colores. Le fascinaba la posibilidad de que alguien pudiera ser tan expresivo en un cuadro. Comenzó dibujando formas geométricas sobrepuestas en los cuadernos de la escuela. A los 18 años viajó a Suiza donde inició de manera comprometida el rumbo académico de la plástica.

Su obra siempre ha estado vinculada a la naturaleza. Ver una nube, una hoja o un musgo, invariablemente detona un mecanismo que la obliga a pensar cómo representar aquello sobre lienzo o madera. En cuanto a materiales, se perfila por el acrílico y las tintas de aceite.

Le gusta pintar al aire libre, bajo el rayo del sol, poner música acorde a los sentimientos o motivos que quiere expresar. Suele acompañarse de velas, inciensos y utiliza aceites esenciales en ella y sobre la obra como aromaterapia. La oración y la meditación son prácticas que utiliza para lograr el estado de paz que dice necesitar para trabajar.

Vibrar positivo

Derivado de lo experimentado y aprendido en sus incontables viajes, Cristina se apasionó por estudiar las religiones del mundo; le maravillaban las formas en que la humanidad reverencia a Dios, cómo lo piensan y cómo lo simbolizan. Esto le derivó un gusto especial por la iconografía, latente en su obra.

Asegura que como artista busca producir algo valioso, en el sentido de que siente la responsabilidad de que sus cuadros trans mitan una vibración positiva en cualquiera que sea el lugar donde se coloquen. La pintura revela el estado de ánimo en el que el
artista estuvo trabajando.

Pasión compartida


Hace 30 años, Cristina Velasco y su madre, Cristina Padilla emprendieron una alianza que perdura. Ambas unieron su pasión y conocimiento por la decoración y con ello
intervienen los proyectos residenciales de Grupo Innova. Han decorado más de 250
casas y 100 departamentos. Tal es el caso de Torre 40 Lumière, donde nos reunimos para la realización de esta entrevista.

“Cristi y yo, siempre que decoramos un espacio, pensamos como si fuera nuestro, cómo me gustaría vivir en ese departamento o casa”, explica Cristina Padilla en relación a la fase inicial del proceso creativo. Buscan que los proyectos luzcan acogedores, atiendan a la distribución y potencialidades del mismo, y se ajusten a la economía del cliente. En su afán por crear ambientes estéticos y armoniosos, ponen especial atención a la iluminación cálida, los muebles de diseño, a los acentos de color y las piezas artísticas. Están convencidas del valor creciente que la humanidad le ha dado al entorno habitable y la consciencia lograda en relación a que los espacios influyen en el plano emocional. Ambas representan una dupla que trasciende de lo familiar a lo creativo y a lo espiritual.