El arte lo lleva en las venas, el surrealismo es su pasión y el amor por su trabajo la llevo al corazón.
Por: Laura Durán (IG: @launiceduran)
Fotografía: Diego Torres (IG: @torres8168)
Vivió en Guadalajara, en donde se dedicaba a la música y al baile, pero al regresar con su familia a León, su padre se queda sin trabajo y el hobby del papel mache que de niña había aprendido como un juego, se convierte en la forma de vida de su familia.
En 2008, Edith empezó a hacer escultura en formato surrealista, influenciada por Dalí y Sergio Bustamante, pero en volumen, no le gustaba pintar en plano, pues le atraía más la creación de cosas que no existen, casi todas con influencia del mar y en tonos azules.
Con la escultura hizo exposiciones en Ciudad de México, tuvo contrato en una Galería en Puerto Vallarta y comenzó a venderlas en diferentes partes del país y de Estados Unidos. La mayoría de sus clientes eran extranjeros y las piezas las enviaba por paquetería, pero en varias ocasiones sus esculturas llegaron rotas, por lo que decidió hacerlas en piezas más pequeñas, como dijes, es decir joyas.
Al hacerse mamá y decidir amamantar a su hija, le quedaba menos tiempo y el hacer esculturas grandes le ocupaba mucho espacio, por lo que decidió hacer piezas pequeñas y joyería. En ese mismo tiempo, para un stand de la feria que cada año ponía su familia con figuras de papel maché. Edith crea una pieza para mexicanos y extranjeros, sus ahora famosos corazones, hechos a mano sin molde. Ahí se dio cuenta que podía mezclar el surrealismo en ellos.
“Estamos creando una pieza que la gente la va a tener cerca de su corazón, por lo que siempre trabajamos cargando las piezas de buena energía. Porque la gente está dispuesta a darme su dinero por algo que nosotras hicimos y eso es súper valioso, para mí es un piropazo”.
Edith Orozco
Al medio año crea su marca ‘Edith Orozco’ y se va a exposiciones de mayoreo y menudeo, pero ella lo llevaba sola. Y al surgir tantos pedidos tuvo que ir aumentando su equipo, primero de la mano de su amiga Angélica y después, sumando chicas que hoy se han convertido en su familia.
Al ser Diseñadora Gráfica, a Edith le es fácil llevar sus redes sociales por que le gusta. Su trabajo es literalmente su vida, a donde ella va, lleva sus corazones y cualquier lugar puede funcionar como spot para fotos y videos.
Ha tomado muchos riesgos en su carrera, se ha ido a exposiciones donde no ha vendido nada, pero se ha dado a conocer y eso le ha servido de experiencia. “A través de Gobierno y de las instituciones ellos te ayudan a conectar con los mercados, las ferias, pero nada es gratis, tu también tienes que invertirle”, comentó.
En 2018 comenzó a trabajar con artesanos de San Miguel de Allende para crear con materiales de metal, latón, plata, cobre y bronce. Lo cual, le ha llevado a exportar al extranjero. Cada pieza es única y artesanal, lo que no se vende al final se le da un refresh y se vuelve a pintar. Siempre investiga los colores y tendencias de moda y las adapta a sus corazones.
Desde hace unos años hace una colección especial para las tiendas ‘Ay Wey’ que sólo se venden ahí, en donde también su hija Keira realizó una calavera, la ‘Guani’ que hoy se distribuye sólo ahí.
“La pandemia fue una sacudida para mí, donde me hizo pensar de otra manera y tomar acciones diferentes, porque haciendo lo mismo no iba a llegar a otro lado y tuve que cambiar estrategias y moverme.” Por lo que, creó la campaña DISEÑA TU CORAZÓN, donde la gente le empezó a pedir diseños personalizados.
“Siempre busco el CÓMO SÍ, el no ya me lo han dado de muchas maneras, por lo que sigo trabajando y dándole”
Edith sigue creciendo y su sueño es tener una tienda con franquicias, pero no quiere que sea su capricho, sino que sea un negocio. Hoy ya vive de su arte, pero lo mejor es que ama lo que hace.
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