Un destino de oriente mágico y mítico.

Irán es un país hermoso que moría por conocer. Y aunque llegar a este destino no es nada fácil debido a las múltiples barreras y requisitos que debes cumplir, créeme, vale la pena. Te cuento un poco de mi experiencia y lo que debes hacer si como yo quieres visitar esta gran nación.

Primero, todos los turistas extranjeros que visitan Irán deben contar con un seguro médico que tenga cobertura en todo el país; segundo, conseguir el vuelo nos es nada sencillo, ya que son pocas las aerolíneas que llegan a Teherán o Shiraz, que son los aeropuertos más utilizados por los turistas. Eso sí, logrando tener tu vuelo todo es más sencillo, más o menos.

Debes ir preparado para encontrarte con un cambio cultural muy grande. Irán está muy alejado de todo lo occidental, aquí no encontrarás un Starbucks o un McDonald por ningún lado.

En cuanto al idioma es algo similar, son poco los letreros o señalamientos que están en inglés. Pero no te espantes, los iraníes son personas muy amables, nunca te va a faltar un buen saludo o alguna invitación para tomar el té.

Su territorio es muy grande, por lo que ir de un punto a otro puede llevarte muchas horas en carretera. La ruta que hacer la mayoría de los turistas es de una semana. Comenzamos en Teherán, ahí puedes visitar la Torre Milad, que es la más alta de Irán y tiene unas vistas espectaculares; también está el Puente Tabiat, un puente peatonal que conecta a dos parques y es una de las principales autopistas al norte de Teherán.

Isfahán es el destino turístico más visitado en Irán. Conocido por su arquitectura persa, ahí podrás visitar el Puente Si-o-se Pol, un puente en arco de dos niveles y de los más conocidos de la dinastía de los safávidas; o el Puente Khaju, construido por el rey de la dinastía safávida en el siglo XVII.

El gran tesoro de Isfahán es la Plaza Naqsh-e Jahan, que es la segunda plaza más grande del mundo antes de la de Tiananmén en Pekín. Puedes deambular por esta plaza a pie o subirte a un carruaje conducido por caballos y visitar el Palacio de Ali Qapu, la gran Mezquita Alajma de Isfahán y la Mezquita Shah.

Yazd fue mi ciudad favorita, sobre todo su casco antiguo en donde podrás visitar el Complejo Amir Chakhmaq, las Torres del Silencio en Dakhmeh Zartoshtian, el complejo amurallado y sus jardines en Dolat Abad Garden. Y por supuesto, el ícono de la ciudad, la Mezquita Jameh con sus dos gigantescos minaretes los cuales se pueden ver desde cualquier punto de la ciudad.