Durante años se han buscado y explorado algunos principios universales capaces de enriquecer nuestra existencia.
Texto: Cortesía Juan Riestra
otografía: Especial
Obteniendo la conclusión de que el cuerpo, la mente y el alma son los elementos inherentes de todo ser humano; algunos los empleamos de forma positiva y otros de forma negativa.
- El pensamiento. Es vital que centres tus pensamientos en aquello que es valioso y trascendental para ti mismo (sea mucho o poco) y que sueltes los pensamientos repetitivos que te dañan, para obtener del pasado el aprendizaje de tus errores. La calidad de tus pensamientos impacta constantemente en tu estado de ánimo y tu percepción de las cosas.
- La compañía. Las personas que te rodean de forma habitual son aquellas capaces de influenciar tus pensamientos y estado de ánimo. Tanto lo bueno como lo malo se transmite entre individuos, debes evitar rodearte de personas que continuamente vean el mundo de forma negativa, en búsqueda de compartir el pesimismo y angustia que llevan dentro. Haz de tu compañía lo que deseas ver reflejado en tu vida.
- La música. Si estás festejando algo, trasladándote a algún lugar, trabajando, descansando o ejercitándote, te encuentras escuchando música. Ésta es capaz de alterar tus sentidos y estado de ánimo. Es crucial que estés consciente de que aquello que escuchas impacta tu realidad.
- Lo que observas. La mente cree en lo que ven los ojos y la realidad se comprende de aquello en lo que crees. Lo que observas −ya sea positivo o negativo− llega a tu subconsciente, generando que tu verdad sea cada vez más parecida a lo que ves.
- El ambiente. Ya sea que estés en tu casa o en tu trabajo, si pasas gran parte del tiempo en un ambiente desorganizado y sucio esto impactará en el estado de ánimo, así como en tu claridad mental.
- La palabra. Te invito a descartar el dicho “las palabras se las lleva el viento” y, particularmente, aquellas palabras que vienen de tu boca. Las palabras son acciones y la repetición de esas acciones, son las que van formando la realidad en la que vives. Por ende, sé dócil, cálido y armonioso con lo que dices de ti mismo, del prójimo y de todo lo que te rodea.
- La gratitud. Empleemos la gratitud como la herramienta para fortalecer el alma, haciendo énfasis en todas las pequeñas cosas que suceden en nuestra vida diaria y que suelen pasar desapercibidas.