Entrevistamos al actor colombiano Lucas Velásquez, a quien hemos visto en las dos temporadas de la serie de Telemundo ‘100 días para enamorarnos’, misma que se puede disfrutar a través de Netflix.
Redacción: Mario Preciado (IG @mariopreciado_).
Fotografía: Cortesía.
En febrero de este año se estrenó la segunda entrega de la serie ‘100 días para enamorarnos’ y el también cantante, Lucas Velásquez, se dice contento por todo lo que ha sucedido en torno al proyecto. La serie aborda la vida de un grupo de amigos de la manera más apegada posible a las historias de la vida común, poniendo especial atención a lo que sucede con ellos en el plano sentimental y presenta el amor en cualquiera de sus formas.
“Estamos contentísimos con el resultado y con la manera en que la gente ha respondido. Todos teníamos muchas ganas de que saliera y al parecer no iba a salir porque nos llegó la pandemia y nos tocó parar. Después, logramos terminarla con todas las medidas de seguridad y aquí estamos felices con el resultado, ha estado en los primeros lugares por bastantes meses en Latinoamérica y lo agradecemos mucho en verdad”, explica Lucas a MAXWELL.
A pesar de lo difícil que fue grabarla, ¿consideras que será uno de esos proyectos que en el futuro voltearás a ver con cariño?
“Hay proyectos que te marcan y éste definitivamente va a ser uno de ellos (…) Aprendí muchísimo y lo disfruté (…) También creo que gran parte de su éxito tiene qué ver con la
situación que se está viviendo, la gente está buscando este tipo de proyectos, algo que sea tranquilo y divertido, que no tenga tanta violencia; y la gente conectó porque es un proyecto honesto, de seres humanos reales que no tienen una historia extraordinaria. Trata de reivindicar al ser humano, las relaciones, el amor”.
“Quiero seguir haciendo personajes que me muevan y que me dejen algo como persona, porque cuando habitas la piel de un personaje también es un ejercicio para conocerte a ti mismo”.
Con la pandemia, muchos nos hemos replanteado diversas cosas, ¿en tu caso fue así?
“Muchísimo. Los seres humanos necesitamos de una bofetada que nos frene en seco, porque si no tendemos a caer en los automatismos, a seguir como borreguitos y nos vamos perdiendo y desconectando de lo que somos. En un momento decimos: ‘Bueno, yo estoy en el lugar en el que quiero estar’, pero si no hay algo que te obligue a parar no te lo vas a replantear (…) Esto me hizo replantearme qué era lo realmente importante para vivir, hizo que me conectara con mi esencia, me hizo valorar cosas que ya daba por hecho y me hizo respetar mucho más mi entorno: las personas, el planeta, la naturaleza,
los recursos naturales (…)”.
Luego de que te mudaste a Estados Unidos, ¿cuál fue la estrategia que seguiste como actor para incursionar en un mercado tan demandante?
“(…) Para mí el mensaje es que siempre hay que moverse, no hay que quedarse quieto. Los actores a veces tendemos a que cuando estamos audicionando y queremos hacer cierto personaje, nos quedamos esperando. Para mí es muy claro, el camino es moverse y si ves que en algún momento las cosas están estancadas, sé más creativo, sé más proactivo, empieza a hacer cosas porque así le estás declarando al mundo que no todo es
‘yo pido’, sino que también estás dando. Esa es mi idea de vida en este momento, y en Estados Unidos no tengo más que prepararme, estar al nivel de todos los actores que están acá, que es un nivel impresionante, te tienes que preparar muchísimo en todos los ámbitos (…)”.