En cada una de sus obras, la artista deja una huella de su propia historia e importantes partes de su ser.

Texto: Mayumy Salinas
Fotografía: Obra (cortesía) / Ana Lucía Sánchez

Disfrutando de la oportunidad de comunicar a través del arte, Mari Carmen Souza descubrió su gran capacidad creativa y su gusto por la pintura cuando cursó la carrera de Diseño; desde entonces, se formó artísticamente en talleres donde aprendió rigurosamente las normas académicas de la pintura, lo que con el tiempo se convirtió en un gusto por el abstraccionismo, llevándola a estudiar en la escuela de arte en Toronto, Canadá.

Mari Carmen Souza da vida a obras donde nada es lo que parece y todo cambia, busca ver la realidad de otra manera con un lenguaje lleno de expresión y libertad. Plasma una transformación simplificando la imagen, para lograr una experiencia distinta. “Estoy segura de que la sencillez de las formas transmite belleza y nos lleva a una reflexión más profunda”.

“DISFRUTO DIALOGAR CON LAS FORMAS, COLORES Y MATERIALES, SACAR MIS EMOCIONES Y ESTADOS DE ÁNIMO, JUGAR, SUFRIR Y LOGRAR”.

Para Mari Carmen, la creación de sus pinturas simboliza horas de soledad (en silencio) con el espacio en blanco, construyendo y deconstruyendo ideas y propuestas hasta que algo surja de su interior y le permita continuar con su creación. “Todo esto me revela que como artista sólo soy un medio y no la obra en sí, que el arte tampoco es el artista, yo sólo dejo que se manifieste”. La artista plástica nos comparte que su obra requiere de mucha fuerza –la cual encuentra en su sensibilidad– para expresar sus estados anímicos interiores y estímulos exteriores. El experimentar con diferentes soportes, materiales y herramientas le dan apertura a un universo diferente para lograr el resultado que desea.

Cada una de las obras de Mari Carmen relata sus experiencias, lo que ha vivido y lo que concibe en su entorno. “Puedo decir cosas para las que no tengo palabras, me es difícil verbalizar mis experiencias, me comunico con más facilidad en la pintura”. El arte lo es todo en la vida de la pintora: una forma de vida, un oficio, lo que ama; pero también significa sufrimiento, angustia y seducción.

Souza nos relata que durante su camino a lo abstracto se ha visto inspirada por la obra de artistas como Lilia Carrillo, por su abstraccionismo trabajado con un lirismo muy propio y su esencia poética que invoca al misterio; Mark Rothko, con el tratamiento que le da a su pintura de campos de color; Joan Mitchel, por la libertad con la que resuelve sus lienzos; y pintores del renacimiento, como Hyeronymus Bosch (el Bosco) y su obra ‘El Jardín de las Delicias’ , trabajo que le sigue enseñando con su impactante colorido. Mari Carmen busca realizarse y vivir de su trabajo, tener un lugar importante dentro de la plástica, enamorar al coleccionista y trascender. Su obra ha sido parte de exposiciones individuales y colectivas, en ocasiones públicas y otras privadas; ha sido expuesta en diversos lugares de México y en otras ciudades de Europa, América y Australia.