Libera a tu cuerpo de energía negativa. En la actualidad cada vez son más frecuentes los síntomas de ansiedad.
Texto: Tere Almanza
Fotografía: Especial
A veces son claros y fuertes, manifestándose con sensaciones físicas: presión en el pecho, crisis de angustia, sensación de que el aire nos falta, insomnio, necesidad de fumar, tomar, comer y comprar. Otras veces podemos confundirla con otra cosa: dolores de cabeza recurrentes, falta de regulación emocional, irritabilidad, falta de apetito, tener la necesidad de estar siempre ocupados, necesidad de evadir cosas, lugares, personas, aislamiento y mal humor.
Cuando llega la ansiedad podemos identificarla o no hacerlo. Normalmente la justificamos o nos resistimos porque no sabemos qué es, cómo revertirla o le tememos. La ansiedad nos mueve de nuestro centro y de nuestro equilibrio, y puede traer consigo cansancio crónico, malos hábitos, trastornos de sueño, alimentación, tensión en nuestras relaciones, incertidumbre, inseguridad o la sensación de no saber por dónde comenzar o seguir avanzando.
Pareciera que la ansiedad viene a ocupar un espacio que nos resta tranquilidad y paz, cuando en realidad no viene de la nada ni viene a molestarnos. Al contrario, aparece en momentos o etapas precisas donde, probablemente, estemos pasando por alto algo que necesitemos atender. Hay que escucharla, mirarla, hacerle un espacio y, sobre todo, validar lo que nos pasa y sentimos, sea lo que sea.
Si escuchamos a nuestra ansiedad podremos ver que aparece cuando estamos cargando cosas que no nos corresponden, cuando no hemos reconocido algo que nos entristece, cuando tenemos duelos, procesos o transiciones difíciles o dolorosas. Date tiempo para escuchar por qué aparece y qué función o mensaje te está tratando de dar. En cuanto atendemos esto, así cómo llega se va.
Busca un especialista y pierde el miedo de atenderte, podrás prevenir trastornos de ansiedad crónicos. La ansiedad viene de la mano con rasgos o algún tipo de depresión que bien atendidos pueden brindar una mejor salud física, mental, estabilidad emocional y será siempre uno de los mejores caminos para reencontrarnos con nosotros mismos y sanar. Indudablemente un gran acto de amor y autocuidado que vale la pena priorizar.