El reconocido restaurante presenta su nueva identidad, cuyo diseño minimalista y funcional enaltece la tradición y vanguardia de Japón.


Redacción MAXWELL
Fotografía: Cortesía Hyatt Regency Mexico City

Yoshimi, uno de los mejores restaurantes de la gastronomía nipona, se encuentra al interior del hotel de superlujo Hyatt Regency Mexico City. Su ubicación privilegiada, en el corazón de la exclusiva y vibrante colonia Polanco, lo hace un atractivo punto de reunión para aquellos que buscan un espacio con esencia oriental.

Con el objetivo de ofrecer nuevas experiencias a nivel visual, el restaurante renovó su imagen tomando el ADN del método Kaizen. Inspirado en esta premisa, el restaurante Yoshimi transformó su experiencia, preservando su impronta: el apego a la cocina tradicional.

Una parte fundamental para la transformación de Yoshimi se puntualiza en la revitalización de la arquitectura y el diseño interior. Comisionado por el estudio de Akira Kameta Miyamoto, el proyecto plasma un estilo tradicional, funcional y contemporáneo, a partir de tres pilares elementales: la sencillez, la armonía y la reinterpretación fiel de la cultura japonesa.

Para lograr una imagen armónica y exquisita, se creó un conjunto de ambientes particulares que ofrecen distintas perspectivas para el comensal: un salón principal, una barra de sushi, salones privados y un corredor que los comunica, donde son exhibidas piezas de cerámica tradicional.

En cada atmósfera se aprecia la búsqueda de un canon visual a partir de líneas y volúmenes geométricos. La calidez de la madera en tonos neutros resalta en los muros, gracias al trabajo realizado con el motivo asa no ha. La exquisita ebanistería, que contrasta con los matices grises del porcelanato y el mobiliario en madera y cuero, confiere al espacio un componente de sencillez sin artificio.

En el salón principal, los motivos de buena suerte se magnifican en mamparas y muros que brindan privacidad. En los salones privados, cuyos techos inclinados rememoran la estructura de las típicas casas chashitsu, se rinde tributo a la legendaria ceremonia del té. Los espacios acogedores, bañados por una luz serena y sutil, dialogan con la arquitectura y expresan el carácter dramático del juego de luces y sombras.

El deleite sensorial es un valor preponderante en Yoshimi, por ello el jardín zen invita a la contemplación. El arquitecto Alfonso Muray orquestó el paisajismo de la obra, en él se reinterpreta el concepto karesansui. En esta área privada se puede contemplar un denso muro de bambú y once rocas distribuidas en cinco islas rodeadas por arena de mármol blanco, rastrillada con patrones ondulantes para evocar las olas del mar.

La experiencia culinaria elegante y sofisticada, aunada a sus espacios de diseño minimalista, funcional y contemporáneo, convierte a Yoshimi en uno de los restaurantes imprescindibles en la capital mexicana.