Una historia de sueños que se hizo realidad.

Por: Paco Castillo (@pacoalebrijez)
Fotografía: Cortesía

La fábrica de sueños es el nombre con el que muchos conocen a la meca del cine llamada Hollywood, pero en realidad el término se ajusta perfecto al definir la mente de un hombre que quiso llevar su imaginación a todo el mundo y quedar presente en la historia de la humanidad como algo trascendente.

El 16 de octubre de 1923 es la fecha en que un joven llamado Walt, que vivía en una granja con sus padres, se convirtió en uno de los pioneros de la animación en los Estados Unidos. Todo comienza cuando convence al productor M.J Winkler de invertir en dibujos animados, que prontamente serían un estudio llamado The Disney Brothers Company.

Este estudio dio vida a personajes como Alice in Wonderland y el conejo Oswald, que se popularizó en 1927. Desafortunadamente, The Disney Brothers Company no tendría personajes propios hasta la llegada de Mickey Mouse, que no solamente se convirtió en la insignia de la compañía, sino que dio pie para que se comenzara una idea rudimentaria de marketing cuando Disney recibió $300 dólares por poner la imagen del famoso ratón en lápices de colores.

Muchos años han pasado y la tecnología ha revolucionado las técnicas de animación, pero el logro de Steamboat Willie -cortometraje debut de Mickey Mouse y el que puso en Hollywood a la empresa- sigue siendo un sueño hecho realidad. En el año de 1934 la experiencia de los cortos y el sueño de Walt lo llevaron a imaginar y a realizar el primer Largometraje animado: Blanca Nieves y los siete enanos. Este proyecto que les llevó 3 años enteros, y al que muchos auguraban un rotundo fracaso, nos dio la historia de la princesa que es rescatada por siete pequeños personajes que la ayudan a encontrar la felicidad, y se quedó en la mente de todo el mundo.

En 1940 debido a la guerra Disney perdió casi todo el territorio internacional, y cintas como Pinocho y Fantasía fueron rotundos fracasos económicos y obligaron a la empresa a repensar mucho para poder seguir haciendo proyectos de ese tipo. En 1950 el primer proyecto de live action fue La Isla del Tesoro, este les permitió seguir realizando clásicos animados como Cenicienta. Tal fue el éxito que incursionaron en la televisión en el año de 1954 con la antología de Disney y por supuesto, El Club de Mickey Mouse.

Walt nunca fue un hombre satisfecho, a pesar de que el éxito había sido rápido, quería mucho más. En 1955 decidió, después de varios años de planeación, hacer el primer parque temático que sorprendió a todo el mundo con sus atracciones que cambiaban año con año.

El 15 de diciembre de 1966 el niño que soñó con dibujar sus sueños, el que emprendió una carrera contra el tiempo para sorprender a los niños y supo encontrar un equipo con mucho talento que daba vida a sus creaciones, dejó este mundo. Mary Poppins fue su último proyecto y en él se reflejaba, no solo la revolución que vendría a posteriori, sino también el ímpetu y la fuerza con que Disney quiso realizar sus más profundos deseos. Pero con la muerte de Walt, y posteriormente de su hermano Roy, no acabó todo.

Las ideas de los nuevos integrantes del equipo abrieron la puerta a pensar más allá del público infantil. La década de los 80 fue el tiempo perfecto para comenzar a realizar el cine dedicado a adolescentes y adultos, que ha logrado grandes éxitos de taquilla como ¿Quién engañó a Roger Rabbit?; Buenos días, Vietnam o Mujer Bonita. Cintas con las cuales no solo acapararon el mercado internacional, sino que comenzaba la era de absorber otras pequeñas compañías y volverlas parte del imperio, costumbre que hasta el día de hoy sigue adelante.

Disney ha logrado reinventarse, caminar, caer y volver a reponerse, evolucionar en un mundo que cambia día con día y como decía Walt: “Si puedes soñarlo puedes hacerlo, recuerda que todo esto comenzó con un ratón y con eso aprendí que lo difícil no es llegar a la cima, sino nunca dejar de subir, todos nuestros sueños pueden hacerse realidad si tenemos la valentía de perseguirlos”.

Los sueños son solo eso, sueños, pero después de 100 años de imaginar y crear no queda más que seguir soñando. Y qué mejor que Disney nos ayude un poco a reflejarlos en cualquier historia y con cualquier personaje que nos recuerda que nunca debemos dejar de ser ese niño que vuela alto hacia el país de Nunca Jamás.