Ubicado en una casona del siglo XVII, el nuevo hotel boutique Hotel Sin Nombre, conjuga de manera sensual arquitectura colonial, arte y diseño contemporáneo. Una restauración metódica y respetuosa que honra pasado y presente.

Redacción MAXWELL (con información de Hotel Sin Nombre)
Fotografía: Lexus Gallegos (@lexgallegos), Sophia Kicko (@sophiakicko)

Afincado en el Centro Histórico de Oaxaca, a unos metros del Zócalo, la catedral y la Alameda de León, se encuentra Hotel Sin Nombre, hotel boutique que abrió sus puertas apenas en noviembre del año 2020.

Se trata de un espacio para el confort pleno, una casona del siglo XVII que alberga 22 habitaciones y que, tras su renovación, conjuga arquitectura colonial, arte y diseño contemporáneo.

La finca donde se instala Hotel Sin Nombre recobró su esplendor luego de los trabajos del arquitecto João Boto Caeiro; un carácter apacible de inspiración minimalista que amalgama la arquitectura vernácula y la sofisticación de lo artesanal.

Al adentrarse y descubrir el patio central bañado con luz natural, el tiempo y el bullicio se difuminan entre sus columnas, arcos y suelo de cantera. La atmósfera vanguardista con matices árabes conecta de inmediato con el visitante para entablar un vínculo sensorial que detona toda una experiencia.

Contundentes elementos arquitectónicos originales de la propiedad, como su escalinata central, enmarcan la obra textil del artesano Rey David de Teotitlán del Valle, comisionada especialmente para este espacio. Los techos abovedados y los muros han sido tratados como verdaderos lienzos, siguiendo los procesos ancestrales de la pintura con carbón, cal y barro molido.

Cada espacio, una experiencia nueva

Los diferentes ambientes entretejen luces y sombras en un juego de luminosidad y sobriedad, que también se aprecia en las 22 habitaciones cuidadosamente decoradas con mobiliario en maderas tropicales provenientes de aserraderos certificados y piezas antiguas.

Cada espacio de la edificación permite descubrir detalles únicos, como el domo de vidrio y herrería de principios del siglo XX; la Bibliotequita, un recodo íntimo dedicado a la lectura y a la escritura; y la terraza con piscina, donde cada atardecer las cúpulas de Santo Domingo y la Catedral son iluminadas por el sol, y donde se atisban también Monte Albán y San Felipe.

La vanguardia cultural de Oaxaca ocupa un lugar preponderante en Hotel Sin Nombre, por ello se expone la obra de artistas locales como el fotógrafo Alberto “El Negrito” Ibáñez, presente a través de desnudos en blanco y negro en las habitaciones y áreas comunes; así como el Chimalli Yanhuitlán del artista visual juchiteco Sabino Guisu.

Restauración: João Boto Caeiro.
Ubicación: Oaxaca, México.
www.hotelsinnobre.com