Un lugar donde no se cocina, se dan toques de calor.

Por: Daniela Enciso Cámara
Fotografías:Cortesía aalta botica

Alojado en Barcelona, en el 114 de la céntrica calle Enrique Granados, existe una joya gastronómica como ninguna otra. aalta botica es una boutique que hace cultura de producto, donde se invita a sorprender a nuestro paladar, degustando una de las selecciones culinarias más selectas a nivel mundial.

Este espacio gastro-gourmet está inspirando en los antiguos boticarios, esos famosos locales que suenan tan lejanos a nuestra época que se dedicaban a vender remedios para curar el cuerpo.

Detrás de este concepto se encuentran Patricia Amor y Riccardo Ferrari, una pareja visionaria con una particular percepción del lujo. Su pasión por la gastronomía, las cosas bien hechas y el compartir con la gente los llevó a crear un espacio donde “todo lo que se vende se usa y todo lo que usa se vende”. De sus viajes por Europa seleccionaron víveres y bebidas únicas que, junto con su exquisito estilo, se ven reflejados en la oferta de aalta botica.

Ellos creen que el comer un buen producto, en un buen lugar puede curarte de todo mal, nada para mejorar tu día como un poco de jamón bueno y una copa de vino. Así es como Riccardo y Patricia al vender estas “curas” son como boticarios, pero ellos curan el alma.

Además, aalta botica tiene su marca de productos con un packing innovador. Anchoas de Santoña, boquerones, mejillones de las Rías Gallegas, chips en sartén, aceites monovarietales de Córdoba, helados artesanos y una selección de dulces take away, es un poco de todo lo que podrás encontrar.

El nuevo local no solo destaca por lo culinario, sino también por un diseño inspirado en el mundo de la moda y el de la perfumería, así como de las antiguas farmacias y modernos laboratorios. “Para nosotros era importante tener un espacio con espíritu internacional y con un diseño atemporal”, menciona Patricia.

Cada uno de los cuatro espacios que integra la boutique invitan a vivir una experiencia distinta. En su interior predominan el marrón chocolate y amarillo yema de huevo, paredes de nogal en formato abovedado y suelos de parquet de roble italiano.

La aventura comienza al entrar, en la zona inicial hay una barra de mármol de ónix perfecta para desayunar o vermutear junto a una primera exposición de frutos secos. Sigue una irrupción total de blanco, en un área con estilo de “laboratorio farmacéutico”, esa sala fue diseñada de forma exclusiva para la venta de sus productos, dando paso a la parte de degustación.

Esta se describe como íntima y personal, con seis mesas el espacio se antoja para comer, tapear o cenar ligero en grupo o en petit comité.

En aalta botica no se cocina, se dan toques de calor, si es necesario, a una carta de bocados emplatada en vivo y directo en la última zona, una cocina abierta para cuatro comensales en exclusiva junto al chef.

Nos recomiendan probar todo, ya que cada platillo tiene un gusto y calidad extraordinaria. Su colección de vinos cambia constantemente para lograr una bodega al nivel de su concepto. Resaltan su vermut -una bebida típica de Catalunya- elaborado con vino infusionado con especies.

“El nuestro es algo especial y diferente al que uno acostumbra a encontrarse en bares. Se elabora en el Priorat y tiene una historia y elaboración característica que lo hace único. Muy elegante, nada azucarado y adictivo”, comenta Patricia.

Alta calidad y alta atención predominan en esta botica de lujo. Donde junto con el dream team que han creado, reúnen en sus diferentes espacios, referencias gastro de altísima calidad procedentes de todo el mundo.