Por: Francisco Suárez
Fotografía: Naza PF

Su música emocionante y su trama dramática la han convertido en una de las óperas más populares y representadas de todos los tiempos.

En febrero el teatro Bicentenario en León se vistió de gala con la puesta en escena de Aída. La ópera en cuatro actos, con música de Giuseppe Verdi y acompañada de la mano del libreto de Antonio Ghislanzoni, nos regaló un espectáculo para la posteridad. Esta ópera es una de las más populares y reconocidas del compositor italiano Verdi, donde logra a través de su música y retos vocales una trama épica, cautivando audiencias de todo el mundo.

La historia se desarrolla durante la invasión de Etiopía por parte de Egipto. Aída -hija de Amonasro- es capturada y convertida en esclava en la corte egipcia, donde conoce a Radamés y se enamoran. Su amor es imposible debido a las diferencias políticas entre sus pueblos y el compromiso previo que Radamés tiene con Amneris, la hija del Faraón.

La ópera emocionante y dramática está llena de arias famosas como “Celeste Aída” (interpretada por el personaje de Radamés) y “O patria mía” (interpretada por el personaje de Aída). Quiero decirles queridos lectores, que las interpretaciones de los cantantes estuvieron sublimes. Además, la música estuvo dirigida por uno de los mejores directores de ópera en México, el Mtro. Enrique Patrón de Rueda con la Orquesta
Sinfónica de la Universidad de Guanajuato.

Para esta producción se contó con el apoyo de la Sociedad Artística Sinaloense: con la escenografía original de Michael Yeargan en colaboración con el escenógrafo Emilio Zurita; con Víctor Ruíz y Diego Rodríguez Montalvo a cargo de la coordinación técnica de iluminación; la puesta en escena se complementó con la dirección de Luis Miguel Lombana y el vestuario de Emilio Rebollar.

Aída ha sido interpretada por algunas de las mejores voces de la ópera. Entre ellas se encuentran Maria Callas, Leontyne Price, Luciano Pavarotti y Plácido Domingo. Pero fue el tenor vizcaíno Andeka Gorrotxategi, como Radamés, quien nos regaló una de las mejores actuaciones de su carrera. Con una voz clara y potente, fue un heroico enamorado egipcio.

Considero que quien se llevó la ópera fue la mezzosoprano Rosa Muñoz como la celosa Amneris. La cantante mexicana desplegó un registro vocal controlado, con una gran amplitud de rangos vocales. Por otra parte, la soprano María Katzarava, en el rol de Aída, conquistó al público. La interpretación fue gradual hasta el punto de brindarnos algunos de los momentos más conmovedores de la ópera. Y no podemos dejar de mencionar al barítono mexicano Genaro Sulvarán, quien nos emocionó y sorprendió por su encarnación de Amonasro.

Interpretar esta ópera puede ser uno de los más grandes retos que puede enfrentar una casa de ópera, debido a la complejidad musical y las demandas técnicas que requiere la interpretación. Los cantantes deben tener una gran habilidad vocal, ya que la música requiere una amplia gama de notas, un amplio registro vocal y un gran control de la respiración.

En conclusión, la ópera de Aída es una obra maestra de la música clásica y una historia épica de amor y tragedia. Su legado continuará en el futuro gracias a su belleza y gran calidad artística.