Carlos Cortés, artista plástico quien mediante óleos, acrílicos y resinas busca transmitir una mirada extraordinaria y oculta de las cosas.

Texto: Mayumy Salinas
Fotografía: Cortesía

Representa el arte en su vida como un catálogo de infinitas posibilidades expresivas, un tamiz depurador de la realidad y un infierno seductor. Carlos Cortés es un artista plástico originario de la ciudad de Guadalajara, quien nos relata que el principio de su carrera artística se convirtió en una aventura complicada e incierta, llena de dudas, obstáculos y decepciones.

“Por aquellos tiempos este país obligaba a eso: sin apoyos institucionales ni privados, debías buscar soluciones alternativas para el desarrollo personal y económico. Por estas razones, no pensé que me dedicaría del todo a pintar”. El artista sabía que necesitaba descubrir su poética personal para expresarse de forma creativa, es por ello que estudió cine y letras, pero irremediablemente todos los caminos lo llevaron a la pintura.

La obra de Carlos Cortés es generalmente creada a partir del óleo, algunas veces combinada con acrílico y resina; eventualmente, el dibujo; y próximamente, grabado y escultura. Siempre busca transmitir una mirada extraordinaria y oculta de las cosas, así como las situaciones ordinarias y aparentes, un tour por la naturaleza del alma.

El artista nos comparte que son incontables los autores que, a lo largo de los años, han tenido trascendencia e injerencia intelectual en su obra, en todos los ámbitos artísticos, sobre todo el cine y la literatura. Pero también se ha inspirado en la vida, las personas de a pie, los símbolos cotidianos, la sombra, el horizonte, el pánico y el júbilo.

El artista, con 20 años de trayectoria, transforma su pensar del arte en satisfacción y dolor, en medidas iguales, siempre en un delgado equilibrio. Construye y conceptualiza piezas desde la calidez de las sensaciones, para después filtrarlas por el frío quemante del intelecto; esto es algo que muchas veces le provoca frustración en el proceso, pero también le genera muchas expectativas, resultados impensados y altamente disfrutables.

“El arte extrae del mundo el alma oculta de las cosas”.

Asimismo, para Carlos Cortés, el darle vida a sus obras significa darle forma a las reflexiones y conceptos totalmente personales y aterrizarlos de forma simbólica, para encontrar eco en la mira de quien lo contempla. Así sus obras logran volverse universales.

El deseo de darle forma y significado a la intensidad discursiva de los símbolos y objetos, bajo un tratamiento figurativo reconocible, es lo que representa la obra del artista. Disfruta de la libertad de vivir de la construcción de fábulas persona- les, así como la complicidad, la identificación y el diálogo que se genera entre la pieza y el espectador.

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