“Qué viva mi tierra Michoacán y denme charanda pa’ brindar y disfrutar… siempre con mesura”.

Texto: Matty Guzmán
Fotografía: Cortesía

Miriam Pacheco es una orgullosa madre de dos estudiantes universitarios y tiene un título en contaduría de la Universidad Nacional Autónoma de México. 

Se desempeña como gerente general de una destilería y está involucrada en un proyecto significativo junto con su hermano, en el cual administran un Centro de Artes que ofrece diversas clases de pintura, canto, guitarra clásica, piano, entre otras cosas, para niños y adultos. 

También viaja para promover su producto Charanda Uruapan, y así crear conciencia para sostener los empleos de casi 100 personas en la destilería.

Como experta, Miriam nos explica que la denominación de origen es una protección para los productos que demuestran características únicas y tradicionales de un determinado lugar, transmitidas de generación en generación, además de ciertos factores naturales que intervienen en sus cualidades. Es un reconocimiento que se obtiene a través de pruebas y documentos que validan su autenticidad y la imposibilidad de replicarlo en otras partes del mundo.

“En México contamos con diversas denominaciones de origen, como el tequila, sotol, bacanora, ciertos tipos de café, cerámica talavera, ámbar y el arroz de Morelos, entre otros. La denominación de origen de la Charanda, que se encuentra en Michoacán, es una de las más pequeñas, abarcando sólo 16 municipios de los 113 que conforman el estado”, comentó.

La Charanda es un destilado de caña que lleva el significado de “tierra colorada” en la lengua local. Su producción se caracteriza por el uso de agua de manantial proveniente de las altas montañas de la región, que varían desde los 1200 hasta los 3000 metros sobre el nivel del mar. 

La importancia para la denominación de origen para la charanda radica en su protección y preservación como un producto cultural arraigado en tradiciones centenarias; y garantiza que este destilado de caña de azúcar, que ha sido cultivado en la región durante siglos, sea reconocido y respetado como un elemento cultural y tradicional.

“Qué viva mi tierra Michoacán y denme charanda pa’ brindar y disfrutar… siempre con mesura”.