Por: Jania Salcedo
Fotografía: Juan Carlos Hernández / Cortesía

Representando caballos majestuosos con una gran carga espiritual

Con tan solo 10 años perteneciendo a la comunidad artística, el artista tapatío es un referente del arte ecuestre en México. Busca impactar al espectador a través del reflejo de emociones fuertes en su obra que provoque y altere, para bien o para mal, el estado anímico presente del observador. 

Desde niño le encantaba dibujar y crear sus propias historias y mundos, además de copiar los dibujos de cómics, hasta que un día conoció la obra surrealista del artista Salvador Dalí y conectó con el arte comenzando a crear sus propias composiciones con significado, siendo este una gran influencia para su carrera. No obstante, se alejó de la pintura por varios años, aunque sin dejar de vivir experiencias relacionadas con esta. Nunca olvidó la sensación gratificante que le provocaba el arte y en el 2014 decide retomar su pasión. 

Comenzó a crear cuadros en pequeño formato a partir de su aprendizaje autodidacta y se abrió camino entre galeristas y coleccionistas despuntando rápidamente su carrera. Inició como artista de retrato y de rostro con un estilo expresionista caracterizándose por explorar expresiones y temas con distintos matices y paletas de colores variadas. Durante los primeros siete años de su carrera participó en varias exposiciones colectivas e individuales hasta que toma un giro de 180 grados inesperado dejándose llevar por la intuición y se consolida como artista ecuestre. 

El arte le dio un impulso de vivir y de disfrutar la vida en la que elige ser un niño al momento de crear dándole ello la posibilidad de vivir en el mundo de los adultos. “Para mí, [crear] significa estar siempre presente y vigente, en congruencia con mis propias transformaciones”, comenta; todos sus sentidos, sus emociones, pensamientos y actos están presentes al momento de creación convirtiéndose en una actividad multidisciplinaria e, incluso, espiritual. Tanto las personas involucradas en su vida como circunstancias son referentes e inspiración para estar en constante creación, siendo ello mismo lo que causó que se volcara hacia el arte equino. 

Para él, el caballo es una manifestación del alma del hombre, pues a través de su comportamiento se manifiestan emociones y valores del ser humano. El artista tiene una gran capacidad de aportar una gran carga emocional en las expresiones y representaciones del animal a través de lo que él denomina “pinceladas presentes”, las cuales cobran mucha fuerza con “el atrevimiento de usar los colores y las formas de una manera destructiva pero inteligente” mediante un estilo neo expresionista. 

Cuenta en su haber artístico con numerosas exposiciones colectivas e individuales, todas expuestas en México. De estas, destaca su exposición individual El arte de volver a jugar presentada en el Senado de la República Mexicana (CDMX,2017), en Galería Contraste 4 (GDL, 2017) y en otros espacios de México; una participación individual en la exposición internacional Art With Me (Tulum), la exposición colectiva Instrumentos del alma en la Estación Juárez del Tren Ligero (GDL, 2018) y CONTRASTE 4 + INTENSO en Galería Contraste 4 (GDL, 2019). 

Actualmente está desarrollando su proyecto 365 presentes compuesto por obras de arte ecuestre. A su vez, participa como pintor en la Federación Nacional de Polo en eventos reconocidos, así como de otras disciplinas, permitiendo que su obra forme parte de grandes colecciones de México y del extranjero. 

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