Elabora sus lienzos con el mismo detalle que los artesanos que lo inspiran: huicholes y tarahumaras.

Por: Fabio Mendoza
Fotografía: Cortesía Florencio Zavala

El artista Florencio Zavala, tapatío de nacimiento, radicado en la Ciudad de México, tiene ya dos décadas inspirándose en las culturas del norte de Jalisco y de Chihuahua. Él nos explicó el porqué de su apego y admiración hacia ambos pueblos. “De alguna manera las dos etnias tienen similitud, y me refiero a su grandeza y a su poderosa cosmogonía. Es fascinante que, por el hecho de que plasmé en lienzo sus poemas, sus leyendas y sus vivencias, sienta que me convierto en uno de ellos. Claro, con el debido respeto que se merecen ambas etnias: wixárica (huicholes) y rarámuri (tarahumaras)”.

Al artista le gusta exponer su trabajo frente a audiencias conformadas por estudiantes de nivel superior. “Resulta fascinante estar con la comunidad universitaria. He tenido varias experiencias; por nombrar una, en la Facultad de Estudios Superiores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el resultado fue un aprendizaje invaluable. El contacto con los estudiantes es una retroalimentación con matices frescos y coloridos; obviamente, la apertura para exponer mi obra en otros países es latente. De hecho, expongo próximamente en la ciudad de Houston, Texas”.

“Mi obra es una comunión cósmica y mi estilo es rural con matiz surrealista. Hago escultura aunque, de alguna manera, la pintura me ocupa la mayoría del tiempo”.

Florencio Zavala comenzó estudios de arte en Tijuana y, desde entonces, considera su evolución artística muy positiva. “Desde esos maravillosos días que compartí con mis compañeros y mi maestro Carlos Castro (QEPD), en Tijuana (Baja California), nunca he dejado de pintar. Ha sido un viaje maravilloso, lleno de color y de armonía creativa, que me ha llevado al desarrollo de la auténtica y prodigiosa serie ‘Huicholes del Agua’”.

Respecto al impacto que causa el elaborado trabajo de sus cuadros en quienes los contemplan, nos dice: “Es agradable y emotiva la reacción de las personas en general. Esa capacidad de asombro que manifiestan me motiva para pintar cada vez mejor, seguir agradando y, de alguna manera, tocar el alma de cada uno a través de las letras que yo convierto en formas de estas etnias maravillosas”.

El Etnia Studio Art es su cuartel general en la Ciudad de México y explicó que la obra muralística lo ha mantenido viviendo en la capital del país. “Este trabajo me ha mantenido en Ciudad de México. Pinté un mural por encargo para el Hospital de Oncología de la Marina Armada de México y otro, de tamaño importante, para la Escuela Médico Naval Militar de la misma secretaría”, declara.