Ser padres es un reto que va más allá de lidiar con rabietas.

Por: Esther Crisóstomo
Fotografía: Especial

La paternidad es un rol trascendente para el ser humano. Juntos o separados seremos padres toda la vida; pero, formadores, sólo por un breve tiempo. Reflexionen las siguientes preguntas: ¿cuáles hábitos, valores y creencias nos gustaría que refleje nuestro hijo?, ¿qué fortalezas nos gustaría que sea la plataforma de sus decisiones, el impulso para el logro de sus metas y la base de sus relaciones interpersonales?, ¿qué habilidades y destrezas visualizamos en la edad adulta de nuestro hijo para que alcance plenitud, potencial, felicidad y buen vivir?

Basados en sus respuestas, como padres establezcan acuerdos y formulen un plan que lleven a cabo en la vida cotidiana para que se convierta en formación, hábitos y el resultado de la vida adulta de su hijo, recuerden que ellos son tierra fértil. Existen cinco puntos clave que los podrán ayudar en la paternidad, seguirlos trae grandes beneficios.

1._ Ni autoritarios ni permisivos, ser un guía. A través de sus experiencias, tomen las riendas de la educación siendo congruentes, consistentes y firmes.

2._ Acuerdos. Ambos padres deben compartir la misma opinión sobre la crianza, los premios, las consecuencias de las acciones, las responsabilidades, las reglas y los permisos.

3._ Límites. Es importante saber cuándo avanzar y cuándo detenerse. Los límites son seguros, funcionan como un semáforo, éstos les ayudarán a tener autorregulación para actuar con menos impulsividad y más capacidad de razonamiento.

4._ Horarios. Un niño sin horarios es un niño con ansiedad por no saber cuál es el siguiente paso, es importante que le designen la hora para que se levante, coma, haga deporte, realice actividades de recreación y duerma. Esto es básico para formar hábitos y orden.

5._ Reconocimientos. No se trata de dar un premio por todo, mucho menos ir aplaudiendo todas sus proezas, es un reconocimiento sincero por haber tenido un logro o terminar una tarea. Las manifestaciones de afecto serán el estímulo final de reconocimiento.

Los hijos vienen sin instructivo, por eso tienen a sus padres. Recuerden que la recompensa llegará cuando se recoja la cosecha.

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