Elegancia excelentemente calibrada.
Texto: Emmanuelle Elías | Fotografía: Especiales
Ver un superdeportivo siempre es un deleite, pero ver un Maserati MC20 Cielo sin duda es algo de otro mundo. Se te pasará el tiempo observando con detenimiento su forma aerodinámica, sus enormes entradas de aire frontales y la exquisitez de sus formas orgánicas que hacen que luzca deportivo, pero no agresivo.
Es como si estuvieras viendo un delfín nadando, suave y veloz; solo que el Maserati MC20 Cielo no es para nada dócil. El rugir de su motor, su frente afilado y sus enormes neumáticos te hacen saber que estás ante un automóvil que evoca elegancia.
Cada detalle de este bólido te va a hacer subir a las nubes, sobre todo su techo de tal retráctil. Es un espectáculo verlo retraerse y guardarse bajó un capó con un tridente que luce increíble para dar paso a la versión Spyder del MC20. El techo de cristal está desarrollado por Webasto, que, a diferencia de otras marcas, este es totalmente opaco cuando el coche está estacionado, pero se puede pasar a totalmente transparente si así se desea; se puede abrir o cerrar estando el coche en movimiento siempre y cuando no rebases los 50 km/h y lo hace en solo 12 segundos.
Su chasis monocasco de fibra de carbono le da una rigidez óptima, que de la mano del bastidor de aluminio del mecanismo del techo de una sola pieza, el cual está atornillado entre el monocasco y las torretas de los amortiguadores traseros, sumando el reparto de pesos que va del 60% sobre el eje delantero y 40% en el trasero, le dan a este vehículo de 1,540 kg una conducción increíble que permite desarrollar 630 CV y unos brutales 730 nm de torque gracias a su motor V6 Nettuno 3.0 L biturbo y una caja de cambios de doble embrague de 8 velocidades.
Sin lugar a dudas debe ser un sueño conducirlo en una autopista; solo imagina hundir el acelerador para comprobar que efectivamente acelera de 0 a 100 km/h en solo 3 segundos y alcanzar 320 km/h sin brincar de dimensión. Y si el exterior es bello, el interior te va a enamorar: piel, alcántara y fibra de carbono es lo que ves en el habitáculo. Una cabina que luce deportiva pero no brinca como otras marcas por parecer que tienes un volante F1, equilibrando muy bien la elegancia de la marca con la deportividad del vehículo.